1.
¿Qué tema aborda la declaración Gravissimum Educationis? La declaración Gravissimum Educationis es la declaración del Concilio Vaticano II sobre la educación cristiana. Fue promulgada por el Papa Pablo VI el 28 de octubre de 1965 luego de que fuera aprobada con 2290 placet y sólo 35 non placet.
2.
Según la Gravissimum Educationis ¿Qué derecho tienen los niños y adolecentes fundado en su dignidad de persona humana?La declaración comienza afirmando la importancia de la educación cristiana en la vida de la persona y su influencia en el progreso de la sociedad. Se denuncia que aún hay muchos niños y jóvenes carentes de una educación conveniente y se fundamenta el porqué la Iglesia debe ocuparse de la educación recurriendo a la idea de la maternidad de la Iglesia, su deber y misión de anunciar el evangelio.
De esta manera declara que los niños y los adolescentes tienen derecho a la educación fundado su dignidad como persona humana, a que se les estimule a apreciar con recta conciencia los valores morales y a aceptarlos con adhesión personal, y también a que se les estimule a conocer y a amar más a Dios. Todo ello en orden a la formación y a alcanzar la madurez considerada integralmente, y al bien común. También busca que los bautizados se hagan más conscientes cada día del don de la fe, mientras son iniciados gradualmente en el conocimiento del misterio de la salvación.
3.
¿Sobre quien recae principalmente la responsabilidad de la educación de los niños y adolescentes?Por lo que respecta a los educadores, los responsables son en primer lugar y en forma preferente los padres, subsidiariamente el Estado y de forma específica la Iglesia.
4.
¿Cuál es el derecho de los padres según la Gravissimum Educationis, y cual el deber de los poderes públicos?Es, por tanto, un deber y un derecho de los padres, que debe estar garantizado por los poderes públicos, gozar de absoluta libertad para escoger tanto la escuela, como el tipo de educación moral y religiosa que deseen para sus hijos, de contar con los agentes educativos que deseen y de crear escuelas e institutos propios. El Estado debe respetar los derechos y deberes de los padres y ha de actuar en el campo educativo evitando el estatismo y aplicando el principio de subsidiariedad conforme a los principios de libertad religiosa inclusive en las escuelas no-católicas.
5.
¿Qué enseña la Nostra Aetate respecto a las religiones no cristianas?La declaración Nostra Aetate es la declaración conciliar que aborda las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, y es por tanto considerada la brújula del diálogo interreligioso.
6.
¿Se equiparan las religiones no cristianas con la única religión verdadera según la Nostra Aetate? Nuestra Santa Religión Católica cuyas enseñanzas se basan en la divina Revelación que Dios ha hecho de sí mismo y de su voluntad de salvar a todos los hombres manifestado en los dos testamentos de la Escritura. Esta revelación es progresiva y la plenitud la tenemos en el Hijo Único Jesucristo nuestro Señor. En la Iglesia Católica fundada por Jesucristo posee todos los medios de salvación a través de los Siete Sacramentos. En las demás religiones por muy buenas y santas que puedan ser, sin embargo, carecen de la revelación, en ellas algunas semillas de verdades espaciadas por el Logos. Por lo tanto no es equiparable nuestra religión con ninguna otra.G
7.
¿A que invita el Concilio respecto a las relaciones y diálogo interreligioso con los musulmanes?nvita a que "olvidando lo pasado, procuren y promuevan unidos la justicia social, los bienes morales, la paz y la libertad para todos los hombres"
8.
¿Son los judíos culpables como colectivo y sus descendientes de la muerte de Cristo en la cruz?…no se les puede imputar culpa alguna atávica o colectiva, por lo que "se hizo en la pasión de Jesús". Ni indistintamente a los judíos de aquel tiempo, ni a los que han venido después, ni a los de ahora. Por tanto, resulta inconsistente toda pretendida justificación teológica de medidas discriminatorias o, peor todavía, persecutorias. El Señor juzgará a cada uno "según las propias obras", a los judíos y a los cristianos (cf. Rom 2,6).