Moderadores: siempremaria, Catholic.net, enrique_ellena, Moderadores Animadores
El regalo de toda una vida
Publicado por Nelson Medina el enero 6, 2013 a las 9:55am
Cuando los reyes magos iniciaron su camino en búsqueda del Rey de los Judíos, sabían que aquel iba a ser un viaje absolutamente único. Podemos suponer que cada uno pensó muy bien qué llevaría como regalo al Rey, porque ellos lo iban a ver una sola vez. Lo que escogieron, según el Evangelio, fue: oro, incienso y mirra. ¿Cuál el es tu regalo de toda una vida para el Mesías?
Paz y bien.
Ahora sí me la puso difícil, Padre.
Nunca había pensado en qué regalarle a Jesús.
Una vez cuando niña, nos invitaron a una gran mansión adonde se entraba en carro desde el portal, se atravezaba grandes jardines y huertos a ver a un pequeñito recién nacido. Eramos algunas niñas de un internado sostenido por una Asociación de personas de buena voluntad. Fuimos elegidas por nuestra buena conducta y calificaciones. Nos recibieron en un saloncito después de pasar por grandes salones, nos dieron refrescos y bocadillos, nos trataron como reinecitas.
Y después nos llevaron a ver al recién nacido. Su cuarto era tan grande como toda mi casa, lleno de juguetes, adornado tan bonito con tantos detalles. Y él era hermoso, sonriente a pesar de ser tan pequeñito.
Sus familiares lo veían con tanto cariño como nos veían a nosotros.
Le entregamos un regalo que la directora del internado llevaba. A mí no se me hubiera ocurrido qué llevarle a un niño así. Cuando sacó un pequeñisimo librito de cuentos infantiles del Ratón y los dientes. Era una edición barata, con dibujos bonitos, sin ningún adorno más, sencilla.
Fué recibido con tanto gusto por la familia. "Es el primer libro del bebé" dijeron. Y les creí porque no había ningún lugar para libros ahí. Estaba lleno de juguetes, ropa que le obsequiaron muchas personas.
Yo pensé que ése sencillo libro pasaría a la historia rápidamente.
Al año nos llevaron a saludar al niño. Me tocó ir de nuevo porque era buena estudiante. Estaba más bonito, sabía nadar porque lo llevaban a clases de natación para bebés. Seguía teniendo una bella sonrisa.
Y lo que más me gustó es que su mamá sacó el librito de cuentos, diciendo que era su preferido.
Le dijo que le enseñara los dientes y el bebé señaló los dientes del cuentito. También sabía reconocer al ratón y se emocionaba cuando su mamá le leía el cuentito.
Ahí entendí que los pequeños detalles son los más valorados. Esa familia sabía lo que para nosotros significaba visitarlos, sabía lo que nos habíamos esforzado por agradarles, sabía lo agradecidas que estábamos con ellos y con la Asociación.
Y nos dió un gran regalo. Eso nunca lo olvidó.
Así que deseo ser un librito sencillo, que se pueda comprar en cualquier librería, pero que se transforme en el preferido de Jesús porque mis acciones sean tan bellas como cuando niña.
Debo decir que de ésa niña que se esforzabas tanto por agradar a quien le daba tanto, no queda mucho desgraciadamente.
Hacerme como niña sería creo yo, el regalo más bonito que pudiera brindarle a Jesús. Entonces sería de nuevo cariñosa, generosa, confiada.
El gran regalo me lo da El todos los días.
scarlett* escribió:
Hola, chicos y chicas:
Me gustaría compartirles un pasaje de mi vida que me recordó Fray Nelso con una pregunta:El regalo de toda una vida
Publicado por Nelson Medina el enero 6, 2013 a las 9:55am
Cuando los reyes magos iniciaron su camino en búsqueda del Rey de los Judíos, sabían que aquel iba a ser un viaje absolutamente único. Podemos suponer que cada uno pensó muy bien qué llevaría como regalo al Rey, porque ellos lo iban a ver una sola vez. Lo que escogieron, según el Evangelio, fue: oro, incienso y mirra. ¿Cuál el es tu regalo de toda una vida para el Mesías?
Aquí me respuesta que es un agradecimiento a personas que teniendo dinero, lo usan para bien de los demás.Paz y bien.
Ahora sí me la puso difícil, Padre.
Nunca había pensado en qué regalarle a Jesús.
Una vez cuando niña, nos invitaron a una gran mansión adonde se entraba en carro desde el portal, se atravezaba grandes jardines y huertos a ver a un pequeñito recién nacido. Eramos algunas niñas de un internado sostenido por una Asociación de personas de buena voluntad. Fuimos elegidas por nuestra buena conducta y calificaciones. Nos recibieron en un saloncito después de pasar por grandes salones, nos dieron refrescos y bocadillos, nos trataron como reinecitas.
Y después nos llevaron a ver al recién nacido. Su cuarto era tan grande como toda mi casa, lleno de juguetes, adornado tan bonito con tantos detalles. Y él era hermoso, sonriente a pesar de ser tan pequeñito.
Sus familiares lo veían con tanto cariño como nos veían a nosotros.
Le entregamos un regalo que la directora del internado llevaba. A mí no se me hubiera ocurrido qué llevarle a un niño así. Cuando sacó un pequeñisimo librito de cuentos infantiles del Ratón y los dientes. Era una edición barata, con dibujos bonitos, sin ningún adorno más, sencilla.
Fué recibido con tanto gusto por la familia. "Es el primer libro del bebé" dijeron. Y les creí porque no había ningún lugar para libros ahí. Estaba lleno de juguetes, ropa que le obsequiaron muchas personas.
Yo pensé que ése sencillo libro pasaría a la historia rápidamente.
Al año nos llevaron a saludar al niño. Me tocó ir de nuevo porque era buena estudiante. Estaba más bonito, sabía nadar porque lo llevaban a clases de natación para bebés. Seguía teniendo una bella sonrisa.
Y lo que más me gustó es que su mamá sacó el librito de cuentos, diciendo que era su preferido.
Le dijo que le enseñara los dientes y el bebé señaló los dientes del cuentito. También sabía reconocer al ratón y se emocionaba cuando su mamá le leía el cuentito.
Ahí entendí que los pequeños detalles son los más valorados. Esa familia sabía lo que para nosotros significaba visitarlos, sabía lo que nos habíamos esforzado por agradarles, sabía lo agradecidas que estábamos con ellos y con la Asociación.
Y nos dió un gran regalo. Eso nunca lo olvidó.
Así que deseo ser un librito sencillo, que se pueda comprar en cualquier librería, pero que se transforme en el preferido de Jesús porque mis acciones sean tan bellas como cuando niña.
Debo decir que de ésa niña que se esforzabas tanto por agradar a quien le daba tanto, no queda mucho desgraciadamente.
Hacerme como niña sería creo yo, el regalo más bonito que pudiera brindarle a Jesús. Entonces sería de nuevo cariñosa, generosa, confiada.
El gran regalo me lo da El todos los días.
Volver a Familias católicas - San José Manyanet y Vives
Usuarios registrados: Google [Bot]