Moderadores: monik, Catholic.net, Moderadores Animadores
smj escribió:Doy gracias a Dios por no ver ningún abuso ni ninguna imprudencia por parte de nuestro querido Papa.
6. Los varones designados para el rito van, acompañados por los ministros, a ocupar los asientos preparados para ellos en un lugar visible. El sacerdote, quitada la casulla si es necesario, se acerca a cada una de las personas designadas y, con la ayuda de los ministros, les lava los pies y se los seca.
eso sería hacer las cosas como tu quieres, y usted no es el Papa.No podemos taparnos los ojos cuando el Papa hace algo mal. Y hacer ver que lo hace mal, siempre con el máximo respeto hacia su persona, pues es el Sumo Pontífice, no lo veo yo como algo malo, sino como algo hecho con caridad, pues queremos que el Papa haga las cosas bien.
tito escribió:San Francisco de Asis no era sacerdote....
VictorSL escribió:En resumidas cuentas, y con toda Caridad para mis hermanos Catolicos que critican al Papa, yo estoy convencido que el Papa NO puede cometer ningun abuso liturgico, porque el es el Papa y, por lo tanto, el determina el Orden Liturgico, SIEMPRE con la asistencia infalible del Espiritu Santo.
Por Favor, no caigamos en el fariseismo.
Bendiciones en Cristo.
37. Los laicos, como todos los fieles cristianos, tienen el derecho de recibir con abundancia, de los sagrados pastores, de entre los bienes espirituales de la Iglesia, ante todo, los auxilios de la Palabra de Dios y de los sacramentos; y han de hacerles saber, con aquella libertad y confianza digna de Dios y de los hermanos en Cristo, sus necesidades y sus deseos. En la medida de los conocimientos, de la competencia y del prestigio que poseen, tienen el derecho y, en algún caso, la obligación de manifestar su parecer sobre aquellas cosas que dicen relación al bien de la Iglesia. Hágase esto, si las circunstancias lo requieren, mediante instituciones establecidas al efecto por la Iglesia, y siempre con veracidad, fortaleza y prudencia, con reverencia y caridad hacia aquellos que, por razón de su oficio sagrado, personifican a Cristo.
Procuren los seglares, como los demás fieles, siguiendo el ejemplo de Cristo, que con su obediencia hasta la muerte abrió a todos los hombres el gozoso camino de la libertad de los hijos de Dios, aceptar con prontitud y cristiana obediencia todo lo que los sagrados pastores, como representantes de Cristo, establecen en la Iglesia actuando de maestros y gobernantes. Y no dejen de encomendar a Dios en sus oraciones a sus prelados, para que, ya que viven en continua vigilancia, obligados a dar cuenta de nuestras almas, cumplan esto con gozo y no con angustia (cf. Hebr., 13,17).
LUMEN GENTIUM - CONCILIO VATICANO II
smj escribió: eso sería hacer las cosas como tu quieres, y usted no es el Papa.
VictorSL escribió:SIEMPRE con la asistencia infalible del Espiritu Santo
El Papa es humano, y se puede equivocar. Y yo creo que el Papa aquí ha cometido un acto imprudente.
smj escribió:El Papa es humano, y se puede equivocar. Y yo creo que el Papa aquí ha cometido un acto imprudente.
Pues yo creo que no; ya ves que no lo vemos de la misma manera.
3e. No está permitido abrir temas con noticias o temas escandalosos que desacrediten a la Iglesia o a sus miembros. Los medios de comunicación ya se hacen cargo en otros espacios, de hacer suficiente propaganda a los pecados de algunos miembros de la Iglesia con el afán de destruirla y desacreditarla. En los foros de Catholic.net, por el contrario, se procurará hacer propaganda de los cientos de miles de acciones buenas y edificantes de la gran mayoría de los cristianos y se dejarán al margen de la publicidad los pecados de unos cuantos.
3.e.1 Cuando se trata de comentar actuaciones de sacerdotes o de obispos que pueden resultar incomprensibles o que algún forista considera inadecuadas, no se podrá discutir el tema en el foro. Lo mejor, en esos casos, es dirigirse, en particular, directamente al obispo del lugar o al nuncio de la Santa Sede en el país donde se hayan producido los hechos. Los moderadores recordarán esto a los participantes y cerrarán y borrarán los temas en cuestión.
eduarod escribió:
De entrada es preciso señalar que el Papa, podría decirse que "por definición" NO comete abusos litúrgicos.
La razón es que el Papa es el Legislador Supremo y tiene Potestad de Jurisdicción sobre TODA la Iglesia en TODO lo que toca a Fé, costumbres, disciplina y gobierno de la Iglesia. Así nos lo enseña de manera Infalible la Constitución Dogmática Pastor Aeternus:Canon: Así, pues, si alguno dijere que el Romano Pontífice tiene tan sólo un oficio de supervisión o dirección, y no la plena y suprema potestad de jurisdicción sobre toda la Iglesia, y esto no sólo en materia de fe y costumbres, sino también en lo concerniente a la disciplina y gobierno de la Iglesia dispersa por todo el mundo; o que tiene sólo las principales partes, pero no toda la plenitud de esta suprema potestad; o que esta potestad suya no es ordinaria e inmediata tanto sobre todas y cada una de las Iglesias como sobre todos y cada uno de los pastores y fieles: sea anatema.
CONCILIO VATICANO I
CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA
«PASTOR AETERNUS»
Por consiguiente, si el Santo Padre decide hacer algo, incluso algo que discrepa con las normas litúrgicas vigentes; entonces, por eso mismo, porque el Papa ha decidido hacerlo así, NO ES ni PUEDE SER un abuso litúrgico, sino es la norma que el propio Santo Padre ha dispuesto para esa situación MUY EN PARTICULAR, lo cual puede hacer de manera ordinaria e inmediata y sin mediar, por consiguiente NINGÚN cambio formal en las disposiciones litúrgicas vigentes.
Decir lo contrario, y "denunciar" un "abuso litúrgico" del Papa, pues bueno, de acuerdo a la Constitución Dogmática Pastor Aeternus, nos anatemiza.
Por supuesto que esto puede poner de cabeza a los amantes del derecho positivo (recordemos que el derecho positivio es aquel en que las normas están bien establecidas, por lo que todos pueden tener certeza de lo que deben y pueden hacer ellos mismos y/o los demás y de lo que no), no hablemos ya de cómo pone de cabeza a los hermanos que han hecho de su crítica a lo que a su juicio se aparta de las normas litúrgicas vigentes toda una profesión. Porque, se preguntarán ¿cómo puede entonces estar seguro uno de lo que el derecho le pide a uno? Pero la respuesta es en realidad muy clara, y todo esto es un sofisma. Pues el derecho le sigue pidiendo a uno lo que siempre le ha pedido, porque en ningún momento se le ha dicho a uno que la disposición para la situación particular en la que se aplicó, aplique también para la situación de uno. Ni tampoco nadie le ha dado a uno la Suprema Potestad Apostólica para que uno mismo legisle sus situaciones particulares como uno considere pertinente. Ni tampoco las normas claramente establecidas dicen que el Papa no pueda realizar este tipo de modificaciones particulares a la liturgia, sino, como hemos visto, las normas dicen exactamente lo contrario.
Así, todo este asunto de "los abusos litúrgicos" del Papa y cualquier forma de crítica al respecto, es una GRAN FALACIA que, lejos de hacernos más católicos, o de hacernos más o mejores defensores de la Liturgia, nos pone en franco peligro de apostasía al ponernos en posición de negar una Verdad Dogmática.
Y fue sólo a Simón Pedro que Jesús, después de su resurrección, le confió la jurisdicción de Pastor Supremo y gobernante de todo su redil, diciendo: «Apacienta mis corderos», «apacienta mis ovejas»[9].
A esta enseñanza tan manifiesta de las Sagradas Escrituras, como siempre ha sido entendido por la Iglesia Católica, se oponen abiertamente las opiniones distorsionadas de quienes falsifican la forma de gobierno que Cristo el Señor estableció en su Iglesia y niegan que solamente Pedro, en preferencia al resto de los apóstoles, tomados singular o colectivamente, fue dotado por Cristo con un verdadero y propio primado de jurisdicción. Lo mismo debe ser dicho de aquellos que afirman que este primado no fue conferido inmediata y directamente al mismo bienaventurado Pedro, sino que lo fue a la Iglesia y que a través de ésta fue transmitido a él como ministro de la misma Iglesia.
Y así, apoyados por el claro testimonio de la Sagrada Escritura, y adhiriéndonos a los manifiestos y explícitos decretos tanto de nuestros predecesores los Romanos Pontífices como de los concilios generales, nosotros promulgamos nuevamente la definición del Concilio Ecuménico de Florencia, que debe ser creída por todos los fieles de Cristo, a saber, que «la Santa Sede Apostólica y el Romano Pontífice mantienen un primado sobre todo el orbe, y que el mismo Romano Pontífice es sucesor del bienaventurado Pedro, príncipe de los apóstoles, y que es verdadero vicario de Cristo, cabeza de toda la Iglesia, y padre y maestro de todos los cristianos; y que a él, en el bienaventurado Pedro, le ha sido dada, por nuestro Señor Jesucristo, plena potestad para apacentar, regir y gobernar la Iglesia universal; tal como está contenido en las actas de los concilios ecuménicos y en los sagrados cánones»[15].
Por ello enseñamos y declaramos que la Iglesia Romana, por disposición del Señor, posee el principado de potestad ordinaria sobre todas las otras, y que esta potestad de jurisdicción del Romano Pontífice, que es verdaderamente episcopal, es inmediata. A ella están obligados, los pastores y los fieles, de cualquier rito y dignidad, tanto singular como colectivamente, por deber de subordinación jerárquica y verdadera obediencia, y esto no sólo en materia de fe y costumbres, sino también en lo que concierne a la disciplina y régimen de la Iglesia difundida por todo el orbe; de modo que, guardada la unidad con el Romano Pontífice, tanto de comunión como de profesión de la misma fe, la Iglesia de Cristo sea un sólo rebaño bajo un único Supremo Pastor[16]. Esta es la doctrina de la verdad católica, de la cual nadie puede apartarse de ella sin menoscabo de su fe y su salvación.
El juicio de la Sede Apostólica (de la cual no hay autoridad más elevada) no está sujeto a revisión de nadie, ni a nadie le es lícito juzgar acerca de su juicio.
892 La asistencia divina es también concedida a los sucesores de los apóstoles, cuando enseñan en comunión con el sucesor de Pedro (y, de una manera particular, al obispo de Roma, Pastor de toda la Iglesia), aunque, sin llegar a una definición infalible y sin pronunciarse de una "manera definitiva", proponen, en el ejercicio del magisterio ordinario, una enseñanza que conduce a una mejor inteligencia de la Revelación en materia de fe y de costumbres. A esta enseñanza ordinaria, los fieles deben "adherirse...con espíritu de obediencia religiosa" (LG 25) que, aunque distinto del asentimiento de la fe, es una prolongación de él.
882 El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, "es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles "(LG 23). "El Pontífice Romano, en efecto, tiene en la Iglesia, en virtud de su función de Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, la potestad plena, suprema y universal, que puede ejercer siempre con entera libertad" (LG 22; cf. CD 2. 9).
37. Los laicos, al igual que todos los fieles cristianos, tienen el derecho de recibir con abundancia [117] de los sagrados Pastores los auxilios de los bienes espirituales de la Iglesia, en particular la palabra de Dios y los sacramentos. Y manifiéstenles sus necesidades y sus deseos con aquella libertad y confianza que conviene a los hijos de Dios y a los hermanos en Cristo. Conforme a la ciencia, la competencia y el prestigio que poseen, tienen la facultad, más aún, a veces el deber, de exponer su parecer acerca de los asuntos concernientes al bien de la Iglesia [118]. Esto hágase, si las circunstancias lo requieren, a través de instituciones establecidas para ello por la Iglesia, y siempre en veracidad, fortaleza y prudencia, con reverencia y caridad hacia aquellos que, por razón de su sagrado ministerio, personifican a Cristo.
Los enemigos comienzan a desanimarse. El nuevo Pontífice, venciendo y superando todos los obstáculos, guía la nave hacia las dos columnas, y al llegar al espacio comprendido entre ambas, la amarra con una cadena que pende de la proa a un áncora de la columna que ostenta la Hostia; y con otra cadena que pende de la popa la sujeta de la parte opuesta a otra áncora colgada de la columna que sirve de pedestal a la Virgen Inmaculada. Entonces se produce una gran confusión.
...los fieles deben "adherirse...con espíritu de obediencia religiosa" (LG 25) que, aunque distinto del asentimiento de la fe, es una prolongación de él.
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