Estimada en Cristo Sariyamari:
1. Respecto a pedir cosas a Dios ofreciendo algo "a cambio":
¡Qué profunda y llena de riqueza es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus designios y qué incomprensibles sus caminos!
¿Quién penetró en el pensamiento del Señor? ¿Quién fue su consejero?
¿Quién le dio algo, para que tenga derecho a ser retribuido?
Porque todo viene de él, ha sido por él, y es para él. ¡A él sea la gloria eternamente! Amén.
Romanos 11, 33-36
No solo es que Dios no necesite nada para poder concedernos su Ayuda y su Amor, sino que, de hecho, NO PODEMOS DARLE NADA, puesto que TODO lo que podemos, tenemos y somos lo hemos recibido de Él ¿qué podríamos darle entonces sino lo que Él mismo nos dió y es YA suyo?
Es definitivamente un error de concepto pensar que podemos "negociar" con Dios ofreciéndole algún sacrificio o cosa parecida a cambio de sus favores.
Esa idea en realidad viene de las religiones paganas, donde los grandes señores exigían a sus súbditos tributos y regalos para concederles gracias y protección. De ahí que las personas conceptualizaran a sus dioses de manera semejante a estos señores, solo que aún más grandes o poderosos. Y por ello llegaban a creer, por ejemplo, que los dioses habían creado a los hombres para recibir de ellos alabanza u otro beneficio. Incluso algunas culturas pensaban, por ejemplo, que debían sacrificar seres humanos y ofrecerle sus corazones para dar vida al sol.
Pero la realidad es que el VERDADERO Dios es Absolutamente Perfecto, NO necesita NADA de nosotros para Él mismo, y, de cualquier manera y como ya vimos, NO HAY NADA que pudieramos en realidad darle.
Por eso, Dios NO nos ha creado para recibir algo de nosotros, ni para recibir nuestra alabanza, ni para demostrar a nadie su Infinito Poder o cosa lejanamente parecida. No, Dios nos ha Creado ESTRICTAMENTE por AMOR, y nos ha Creado para compartir con nosotros la inmensa felicidad de amar. Él SOLO quiere DARNOS cosas, y NO busca recibir NADA de nosotros Él mismo.
Ahora bien, porque nos Quiere, porque nos Ama, Dios NO nos trata ni fomenta que nos comportemos como niños caprichosos. Porque Él nos hizo para compartir con nosotros la felicidad de amar. Y eso implica que aprendamos a amar y NO a comportarnos como egoistas irrefrenables empedernidos. Por eso Él NO hace TODO lo que le pudieramos llegar a pedir, incluso no hace cosas que nosotros creemos y percibimos como muy buenas, pero Él sabe que no lo son tanto.
Pero eso NO quiere decir, por supuesto, que entonces si pudieramos obtener lo que Él nos podría dar, pero que NO es tan bueno, si le ofrecemos a Él algo a cambio.
En cuanto a los protestantes, es difícil saber la situación concreta de tu amiga, porque algunos tienen conceptos más correctos que otros. A veces ellos entienden bien qué significa pedir con Fé (es decir, creerle a Jesús que Él nos Ama y que nos concede sus Dones simplemente por su Amor) y a veces lo ven de una manera algo distorsionada, como si la Fé fuera igualmente un objeto de "negociación" o "intercambio"; algo así como: "yo digo que creo que eres mi Salvador, y entonces, como 'premio' o 'reconocimiento' a que te reconocí como mi Salvador, entonces Tú me das el Don que quiero". Visión esta última que sigue sin dejar de ser muy diferente a la de los sacrificios ofrecidos a los dioses paganos.
2. Ahora bien, respecto a lo que te dijo tú mamá de que las personas tenemos que hacer esas promesas a Dios como una especie de muestra de cortesía, ofreciendo algo a cambio del favor, como lo hacemos entre las personas. Pues la verdad es que eso tampoco es del todo correcto precisamente por la misma razón: ¿qué podríamos darle a Dios que no sea ya Suyo a cambio del favor? ¡NADA!
No, eso tampoco funciona así.
Pero cuidado, eso no quiere decir que no podamos o tengamos que hacer nada sino pedir, porque SI es verdad que podemos y DEBEMOS hacer algo como AGRADECIMIENTO del Amor que Dios nos concede.
Y esto lo tenemos que hacer YA SEA QUE DIOS NOS CONCEDA EL DON SOLICITADO O NO, porque si nos lo concede es por Su Amor hacia nosotros, y si NO lo concede IGUALMENTE es por Su Amor hacia nosotros. En consecuencia SIEMPRE debemos agradecer a Dios el Don de Su Amor.
De modo que nada de "lo tengo que hacer porque SI se me cumplió el favor", pues eso nos regresa a esos esquemas erroneos de "negociación" que suponen que Dios nos concede sus favores de manera interesada y a cambio de lo que espera recibir de nosotros, o nos regresa a ese malentendido de que podemos ofrecerle a Dios algún tipo de "cortesía" o de que, si se entiende más correctamente esa "cortesía" como un agradecimiento, que ese agradecimiento tuviera que darse tan sólo cuando se nos concede el favor y no siempre, lo que en realidad es negar el hecho de que Dios SIEMPRE nos demuestra su Amor y que, por consiguiente SIEMPRE hay que agradecerle.
Ahora bien, es verdad que recibir el Don solicitado nos hace MÁS EVIDENTE el hecho de que Dios nos Ama y se preocupa por nosotros. Por eso, ante los Dones recibidos, digamos que tenemos "menos pretexto" para no agradecer que cuando parece que no hemos recibido nada. O, dicho a la inversa, nuestra ingratitud es mayor y más grave cuando se refiere a un Don que claramente entendemos y percibimos como tal, que cuando se refiere a un Don que nos resulta más velado y dificil de percibir por no ser lo que esperábamos o creíamos que necesitabamos.
Por eso es que la necesidad o "exigencia" de agradecer si es de algún modo mayor cuando se ha recibido un Don manifiesto que en otras circunstancias. Pero es preciso insistir en que el buen cristiano que conoce del Amor de Dios, agradece IGUALMENTE cuando recibe lo que pidió que cuando no lo recibe, porque sabe que ambas cosas vienen del Amor que Dios le tiene.
Ahora bien, viene la pregunta clave ¿y cómo vamos a agradecer a Dios si Dios mismo NO necesita NADA de nosotros, si no hay NADA que podamos darle a Él que Él mismo no tenga ya? Pues es simple: le agradecemos haciendo que su Don de en nosotros un resultado perfecto, es decir, que nos lleve a Amar, y así, agradecemos siendo para OTROS lo que Dios ha sido para nosotros, es decir, agradecemos siendo
IMAGEN DE ÉL Y DE SU AMOR ANTE LOS DEMÁS. Por eso es que Él mismo así nos lo dice:
«¿Por qué ayunamos y tú no lo ves, nos afligimos y tú no lo reconoces?». Porque ustedes, el mismo día en que ayunan, se ocupan de negocios y maltratan a su servidumbre.
Ayunan para entregarse a pleitos y querellas y para golpear perversamente con el puño. No ayunen como en esos días, si quieren hacer oír su voz en las alturas,
¿Es este acaso el ayuno que yo amo, el día en que el hombre se aflige a sí mismo? Doblar la cabeza como un junco, tenderse sobre el cilicio y la ceniza: ¿a eso llamas ayuno y día aceptable al Señor?
Este es el ayuno que yo amo –oráculo del Señor–: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne.
Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor.
Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: «¡Aquí estoy!». Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna; si ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía,
Isaías 58, 3-10
Como puedes ver, Dios NO espera de nosotros sacrificios de ningún tipo que consistan meramente en auto-afligirnos y auto-doblegarnos como un junco (ya sea literal o metafóricamente)
Sino lo que AUTÉNTICAMENTE agrada a Dios y es la forma CORRECTA Y DIGNA de agradecer los Dones que Él nos da, es convirtiéndonos en instrumentos suyos para llevar SU AMOR a los demás, haciendo las obras de amor que así lo demuestran y en las que los demás podrán precisamente ver reflejado el mismo Amor de Dios que Él nos demostró al concedernos el Don que le pedimos.
Es así, y solo así, que demostramos realmente que NO hemos pedido como niños caprichosos que simplemente quieren que Dios haga lo que ellos quisieran como si Dios estuviera obligado a servirles, como si Dios mismo fuera su criado; sino demostramos que hemos pedido como hijos confiados en el Amor y la Bondad de su Padre y que, como todo buen hijo, estamos dispuestos a imitar la Bondad de nuestro Padre viviendo ese mismo Amor hacia nuestros hermanos.
3. Por consiguiente, si REALMENTE quieres actuar bien y agradecer a Dios el Don que recibiste, y no verte como una niña capirchosa y malagradecida; salvo que tu promesa haya sido compartir tu pan con el hambriento, vestir al desnudo o alguna otra de esas cosas que REALMENTE agradan al Señor, lo que no creo que sea el caso; olvídate entonces de esa promesa que seguramente fue el fruto de tu desesperación o de tu obsesión y que seguramente consistirá en alguna forma de auto-doblegarte o auto-afligirte. Porque puedes agradecer a Dios con algo mucho mejor y mucho más grato a Él que es hacer estas obras de las que habla Isaías por las que tú misma te vuelves ante los demás espejo del Amor que Dios mismo a tí te ha demostrado.
Eso creeme que le será muchísimo más grato a Dios que el que te andes preocupando por cumplir alguna locura que en tu desesperación u obsesión pudiste imaginar. Creeme que en ello mismo hayarás también alguna cura a tu situación, porque el Amor auténtico se opone a esas obsesiones que son más producto de la soberbia y la auto-suficiencia humanas que se quieren auto-redimir, como ya te lo he explicado en alguna ocasión. Y, finalmente, ten presente y por absolutamente cierto que Dios NO te concedió esa Gracia que pediste por la promesa que pudiste haber hecho, sino ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE POR SU AMOR.
En esto es muy correcta la sabiduría popular cuando dice "Amor con amor se paga", pero como tú simplemente no puedes dar más amor al que es El Amor en Sí Mismo, pues entonces "le pagas" con agradecimiento al amar a aquellos a los que Él quiere manifestar Su Amor por medio DE TÍ.
Ojo, tampoco esto quiere decir que necesariamente te tienes que ir a buscar huérfanos por la calle para regalarles toda tu ropa o cosa parecida. Ciertamente esto podría ser bueno en ciertas circunstancias, pero difícilmente en tu situación actual. No, recuerda que lo que Dios generalmente Quiere es que comencemos de manera mucho más sencilla manifestando Su Amor a nuestro prójimo, es decir, a aquel que Dios YA puso cerca de nosotros. Desconozco los detalles de tu situación personal, pero se me ocurre que puede haber por ahí una tía o un abuelito al que no le llaman mucho y se siente algo solitario y a quien una simple llamada telefónica podría alegrar muchísimo, o tal vez una mamá a la que hacerle caso antes de que tenga que pedir 50 veces las cosas le simplificaría mucho la vida, etc. Se puede comenzar perfectamente a agradecer a Dios por esos caminos sencillos, y tan solo ya que el auténtico Amor vaya fructificando en nuestro corazón, de modo que no actúemos por deseos de heroismo, de justicia o de "deber ser", sino porque de verdad queremos a los demás y queremos hacerlos y verlos felices, y que todo esto haya ya eliminado esas obsesiones de la mente y del corazón, entonces si podemos ir pasando a cosas "más avanzadas" según Dios mismo nos vaya inspirando a hacer. Y es que de hecho también puede ocurrir que Dios NO Quiera eso de nosotros en NINGÚN momento, sino Quiera que nos concentremos netamente en seguir manifestando Su Amor de manera ordinaria y sencilla a aquellos que Él para eso puso cerca de nosotros.
4. Con base en todo lo anterior creo que te deberá ser fácil entender que, sobre todo en la medida en que agradezcas a Dios de la manera que más la agrada a Él que es siendo espejo de Su Amor hacia los demás, puedes despreocuparte por completo de si prometiste esto o aquello o si lo cumpliste o no. Porque agradar y agradecer a Dios mediante el amor al prójimo vale muchísimo más que cualquier otra promesa.
Por demás, en cuanto a promesas hechas a Dios, prácticamente tan solo se produce un pecado cuando se violentan promesas muy, muy formales, que distan mucho de promesas sencillas como la que pudiste haber hecho. Para que te des una idea de lo diferente que sería ese caso al tuyo, vendría a ser, por ejemplo, que un religioso violentara las promesas que hizo a Dios a través de su profesión religiosa. Digamos, que deliberada y expresamente desobedeciera a su superior en la congregación sin tener un motivo grave y proporcionado para ello, siendo que mediante su Voto de obediencia hizo a Dios la promesa extremadamente formal de que obedecería a su superiores. De ese tamaño tendría que ser la promesa como para comenzar a pensar en un pecado al no cumplirla. Claramente eso NADA tiene que ver con una promesa algo loca hecha en un momento de desesperación. Y hay que notar también que esa misma desesperación es un factor coaccionante de la voluntad y, por consiguiente, atenuante respecto a cualquier cosa que pudiera implicar un pecado, incluso respecto a un pecado venial relativamente pequeño que, entonces, sería muchísimo más pequeño o tal vez incluso inexistente. Y, de hecho, para el caso vendría a ser más pecaminosa la sola actitud de pensar que por una promesa Dios te podía conceder el favor (porque, en sentido esctricto, eso es como poner en duda la Gratuidad del Amor de Dios, es decir, la autenticidad de ese Amor), que el contenido de la promesa o la intención de cumplirla o no. Es decir, EXAGERANDO MUCHO, si se pudiera hablar de un pecado en contra del segundo mandamiento (que por supuesto NO sería un pecado grave o mortal), este pecado vendría por andar trivializando tu oración, mediante promesas vanas y deseos de cumplir o no, que obstaculizarían el recto sentido de tu oración como el acto de unión y entrega confiada al Señor que debe de ser; y NO por "no tomarte en serio la promesa hecha a Dios" que es lo que seguramente te venía preocupando.
Espero que todo esto te ayude a ver las cosas con más realismo y a ir haciendo a un lado todas esas obsesiones.
Que Dios te bendiga.