Primer Misterio: La Anunciación Cuando comencé hace un tiempo la reflexión sobre este trozo del Evangelio de Lucas, lo primero que vino a mi mente fue: ¿qué podría pensar sobre la Anunciación, algo tan leído una y otra vez durante cada año y ahora en este trabajo? Mientras me envolvía en esos razonamientos me dispuse a leerlo una y otra vez, hasta quedarme en silencio ante Jesús Sacramentado, “dejándome olvidada a su cuidado”, como diría Santa Teresa. Y fue por fin cuando invadieron mi corazón, si mi corazón, y no mi mente, las cuatro palabras que pronunció el Ángel a María: Alégrate. No temas. El Espíritu Santo vendrá sobre ti. Para Dios nada hay imposible.
Muchas veces nos encontramos sin salida a nuestros pensamientos, a nuestros sentimientos y hasta a nuestras emociones y llegamos a sentirnos tristes, deprimidos y frustrados. Vivimos en un tiempo de eficacia, de velocidad, de rendimiento, en el cual corremos el riesgo de quedarnos atrás. Por otro lado nos rodean tantas actitudes de todos los colores, en el ser humano, que han llegado a convertirlo en una especie de maquinaria que hace tanta fuerza hacia dentro, hacia el ego, que solo sabe decir “yo” una y otra vez. Sin embargo, en este texto evangélico del primer Misterio Gozoso, nos encontramos con una escena que aclara el pensamiento, e ilumina el corazón para levantarnos y seguir adelante.
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: « ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue. (Lc. 1, 26-38)
El Ángel le dijo a María como primera palabra “Alégrate”, es decir, que antes de hablarle de cualquier tema, cosa o situación, la saluda y la invita a estar alegre
porque donde Dios está hay paz, serenidad, abandono, sencillez y alegría. Seguidamente continúa el Ángel “no temas”,
porque donde Dios está no hay poderoso que pueda destruir, que pueda amenazar y mucho menos ganar. “El Espíritu Santo vendrá sobre ti” para darte lo que necesitas para afrontar las dificultades, los comentarios, las consecuencias de elegirlo a Él incondicionalmente,
porque donde Dios está hay fortaleza y sabiduría para caminar entre tinieblas. Finalmente le dijo “no hay nada imposible para Dios”, aun cuando parezca que todo se complica o viene abajo,
porque donde Dios está no falta nada.
María recibe al mensajero de Dios en medio de su silencio interior, muestra de ello es su capacidad de dialogar, de preguntar, y más aun de responder en abandono absoluto a su Señor. María es aquella que supo escuchar las palabras de Dios porque su interior estaba en armonía con El, con ella misma y con todo. Gracias Madre por este silencio por esta respuesta de entrega incondicional a Dios. Gracias Madre y Mujer del Silencio, me animas a continuar caminando.
Creo que también el Señor está constantemente comunicándonos estas palabras a nosotros cada vez que nos entregamos a El incondicionalmente en la oración: Alégrate, que estoy contigo, no temas que conmigo todo lo puedes, porque te enviaré el Espíritu Santo para que hable y actúe en ti y tengas fortaleza para continuar porque recuerda que todo es posible para Dios.