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agustin sanchez diaz escribió:
Todo hombre, es del mismo modo partícula de Dios, hecho a su imagen intelectiva en progresión evolutiva de perfección y conocimientos y por esto el hombre debía tener su limitada inteligencia, sumisa a Él.
La Biblia nos dice que el hombre, al ser humano, Dios le da algo que no poseen los animales: su Imagen y semejanza. El ser humano no es humano solo por tener un cuerpo, lo específico del ser humano acaece en él cuando el Espíritu de Dios lo inhabita, y lo hace apto para ser intelectualidad razonada. ¿En qué momento de nuestra historia humana ocurrió esa inhabitación plena? ¿El hombre fue una especie distinta o surgió de otro animal? No todos están de acuerdo.
Pero esta imagen de Dios, al verse tan grande y superior ante los animales, porque “el Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín del Edén, para que lo guardara y lo cultivara”, olvida que “puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol de conocer el bien y el mal no comas; porque el día en que comas de él, tendrás que morir”.
Dios había creado todo con gran armonía y bondad y que, por lo tanto, no hay en la mente de Dios ningún propósito negativo. ¿Por qué eligió Dios darnos la libertad? Porque era lo más digno para el hombre a pesar de sus consecuencias. ¿Quién se imagina un mudo sin libertad?
El árbol de conocer el bien y el mal nos lleva a entender que, la gran tentación del ser humano y su perdición, es querer eliminar a Dios. Y de aquí el dialogo entre Eva y la serpiente. “Nada de pena de muerte, dice la serpiente, lo que pasa es que Dios sabe que en cuando comáis de él, se os abrirán los ojos y seréis como Dios.”.
De aquí nace que el hombre debe morir, porque el hombre quiere ser Dios. Y el Señor Dios dijo a la serpiente “maldita tú entre todos los animales”. “Pongo hostilidades entre ti y la mujer, entre su linaje y el tuyo” y él, (su linaje), herirá tu cabeza”.
No solo se anuncia una nueva Eva: María, principio de la Redención a quien no podrá tocar la serpiente sino que será su linaje, Jesús, su hijo, el que herirá tu cabeza”
Eh aquí el por qué de la Semana Santa. Una nueva creación de redención anunciada en el Génesis. Jesús como hombre también debe morir, no por su pecado, sino porque desde el principio de los tiempos se ofreció al Padre para cargar con las culpas de toda la humanidad y para ello tenía que hacerse hombre mortal.
Y no es solo un relato en un poema con profunda doctrina de algo que sucedió, es que cada uno de nosotros, hoy, quisiéramos ser la única medida de nuestros actos negando aún la existencia de Dios. Y aunque Dios es sobre todo amor, su esencia Divina le exige ser justo. Y para eso Cristo se ofrece al Padre para poder ofrecer a Dios una recompensa de valor infinito ante tan infinita ofensa, cosa que sin él habría sido imposible. Jesús lo dice: Sin mí nada podeis hacer. ¿Por qué nos ama tanto?
Y esa imagen de Dios, a quien no quitó la inteligencia, ni la memoria ni la voluntad ha llegado ya hasta hoy, a remontarse en los arcanos del espacio para encontrar aquella onda expansiva del primer momento de la existencia de la materia, (miles de millones de años del Bing Bang) más sigue en el error de querer eliminar ser imagen y convertirse en Dios, expulsar a Dios.
Todo el pensamiento y ciencia humana, actos humanos intelectivos, solo son partículas, participaciones de la Ciencia Divina con la que descubrimos los secretos de su Sabiduría, y nada podemos “crear” porque cuanto hacemos es, o usar de la materia combinándola, aún en la formación del genoma humano en laboratorio, o actos del pensamiento con el que podemos libar cuanto de bello y sublime hay en la naturaleza y puede expresar con palabras nuestra inteligencia.
Nuestra naturaleza, por la disposición fantástica evolutiva, así lo quiso Dios después de nuestra osadía de querer ser Dios, no es más que un conjunto de partículas en crecimiento y multiplicación admirable ya con su destino de reproducción y muerte.
Nuestras manifestaciones en obras arquitectónicas o literarias en todas sus facetas perfeccionándolas en el tiempo, no son más que obras propias de una naturaleza inhabitada por el Espíritu de Dios. Desde el origen existe el culto a los espíritus y los dioses porque creían en un más allá después de esta vida. No es un invento de la Iglesia.
Los mismos puros animales, como los gérmenes y las plantas, manifiestan que la vida es esa inhabitación de una fuente necesaria de VIDA en grado muy inferior y diverso al hombre pero que la supera, perfeccionando la materia.
Partícula es: cada una de las partes constitutivas del átomo, como el fotón, el electrón, el positrón, el mesotrón, el neutrón y el protón. (Diccionario). Todo un pequeño mundo en ordenadísima proporción que no puede resultar del azar, sin más. La misma sabiduría que ordenó la formación de las galaxias tenía que ordenar muy exacta y sabiamente los elementos de la materia más pequeños, a los que añade, a cada uno, un nivel de vida.
Y en la cúspide, Dios colocó al hombre que, dotado de los mismos órganos de los animales, con diferencia de la racionalidad en el hombre: imagen de Dios, pero todos con fantástica organización, con miles de millones de conexiones sincronizadas, nos hablan, no del “azar, sino de una Sabiduría, de una Inteligencia Infinita Organizadora.
Terminemos con R. Tagore, espíritu abierto a la luz de la naturaleza ante un Dios que nos creemos ausente cuando es el origen y la subsistencia de todo ser.
“Permíteme, Dios mío que mis sentidos se dilaten sin fin, en una salutación a Ti, y toquen este mundo a tus pies”.
“…. que todas mis canciones unan un acento diverso en una sola corriente, y se derramen en el mar del silencio en una salutación a Ti.
Y así Juan de la Cruz: “Mi amado, las montañas, los valles solitarios nemerosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos el silbo de los aires amorosos”
“Olvido de lo criado, memoria del Creador, atención a lo interior y estarse amando al amado”.
---
Y así, al ver por nuestras calles las imágenes de Cristo, PALABRA CREADORA y la SALVACIÓN DE LA HUMANIDAD anunciada por Profetas, acompañado con las lágrimas de la Madre, no olvidemos que la Redención estaba anunciada desde las primeras páginas de la Biblia.
Dios con su Palabra (Jesús) crea, y Dios con su Hijo (Jesús) Redime.
¿ Y lo crucificamos?
¿No es lógico verle aclamado ya sobre nuestros hombros ensalzado por las calles?
agustin sanchez diaz escribió:
Todo hombre, es del mismo modo partícula de Dios, hecho a su imagen intelectiva en progresión evolutiva de perfección y conocimientos y por esto el hombre debía tener su limitada inteligencia, sumisa a Él.
La Biblia nos dice que el hombre, al ser humano, Dios le da algo que no poseen los animales: su Imagen y semejanza. El ser humano no es humano solo por tener un cuerpo, lo específico del ser humano acaece en él cuando el Espíritu de Dios lo inhabita, y lo hace apto para ser intelectualidad razonada. ¿En qué momento de nuestra historia humana ocurrió esa inhabitación plena? ¿El hombre fue una especie distinta o surgió de otro animal? No todos están de acuerdo.
Pero esta imagen de Dios, al verse tan grande y superior ante los animales, porque “el Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín del Edén, para que lo guardara y lo cultivara”, olvida que “puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol de conocer el bien y el mal no comas; porque el día en que comas de él, tendrás que morir”.
Dios había creado todo con gran armonía y bondad y que, por lo tanto, no hay en la mente de Dios ningún propósito negativo. ¿Por qué eligió Dios darnos la libertad? Porque era lo más digno para el hombre a pesar de sus consecuencias. ¿Quién se imagina un mudo sin libertad?
El árbol de conocer el bien y el mal nos lleva a entender que, la gran tentación del ser humano y su perdición, es querer eliminar a Dios. Y de aquí el dialogo entre Eva y la serpiente. “Nada de pena de muerte, dice la serpiente, lo que pasa es que Dios sabe que en cuando comáis de él, se os abrirán los ojos y seréis como Dios.”.
De aquí nace que el hombre debe morir, porque el hombre quiere ser Dios. Y el Señor Dios dijo a la serpiente “maldita tú entre todos los animales”. “Pongo hostilidades entre ti y la mujer, entre su linaje y el tuyo” y él, (su linaje), herirá tu cabeza”.
No solo se anuncia una nueva Eva: María, principio de la Redención a quien no podrá tocar la serpiente sino que será su linaje, Jesús, su hijo, el que herirá tu cabeza”
Eh aquí el por qué de la Semana Santa. Una nueva creación de redención anunciada en el Génesis. Jesús como hombre también debe morir, no por su pecado, sino porque desde el principio de los tiempos se ofreció al Padre para cargar con las culpas de toda la humanidad y para ello tenía que hacerse hombre mortal.
Y no es solo un relato en un poema con profunda doctrina de algo que sucedió, es que cada uno de nosotros, hoy, quisiéramos ser la única medida de nuestros actos negando aún la existencia de Dios. Y aunque Dios es sobre todo amor, su esencia Divina le exige ser justo. Y para eso Cristo se ofrece al Padre para poder ofrecer a Dios una recompensa de valor infinito ante tan infinita ofensa, cosa que sin él habría sido imposible. Jesús lo dice: Sin mí nada podeis hacer. ¿Por qué nos ama tanto?
Y esa imagen de Dios, a quien no quitó la inteligencia, ni la memoria ni la voluntad ha llegado ya hasta hoy, a remontarse en los arcanos del espacio para encontrar aquella onda expansiva del primer momento de la existencia de la materia, (miles de millones de años del Bing Bang) más sigue en el error de querer eliminar ser imagen y convertirse en Dios, expulsar a Dios.
Todo el pensamiento y ciencia humana, actos humanos intelectivos, solo son partículas, participaciones de la Ciencia Divina con la que descubrimos los secretos de su Sabiduría, y nada podemos “crear” porque cuanto hacemos es, o usar de la materia combinándola, aún en la formación del genoma humano en laboratorio, o actos del pensamiento con el que podemos libar cuanto de bello y sublime hay en la naturaleza y puede expresar con palabras nuestra inteligencia.
Nuestra naturaleza, por la disposición fantástica evolutiva, así lo quiso Dios después de nuestra osadía de querer ser Dios, no es más que un conjunto de partículas en crecimiento y multiplicación admirable ya con su destino de reproducción y muerte.
Nuestras manifestaciones en obras arquitectónicas o literarias en todas sus facetas perfeccionándolas en el tiempo, no son más que obras propias de una naturaleza inhabitada por el Espíritu de Dios. Desde el origen existe el culto a los espíritus y los dioses porque creían en un más allá después de esta vida. No es un invento de la Iglesia.
Los mismos puros animales, como los gérmenes y las plantas, manifiestan que la vida es esa inhabitación de una fuente necesaria de VIDA en grado muy inferior y diverso al hombre pero que la supera, perfeccionando la materia.
Partícula es: cada una de las partes constitutivas del átomo, como el fotón, el electrón, el positrón, el mesotrón, el neutrón y el protón. (Diccionario). Todo un pequeño mundo en ordenadísima proporción que no puede resultar del azar, sin más. La misma sabiduría que ordenó la formación de las galaxias tenía que ordenar muy exacta y sabiamente los elementos de la materia más pequeños, a los que añade, a cada uno, un nivel de vida.
Y en la cúspide, Dios colocó al hombre que, dotado de los mismos órganos de los animales, con diferencia de la racionalidad en el hombre: imagen de Dios, pero todos con fantástica organización, con miles de millones de conexiones sincronizadas, nos hablan, no del “azar, sino de una Sabiduría, de una Inteligencia Infinita Organizadora.
Terminemos con R. Tagore, espíritu abierto a la luz de la naturaleza ante un Dios que nos creemos ausente cuando es el origen y la subsistencia de todo ser.
“Permíteme, Dios mío que mis sentidos se dilaten sin fin, en una salutación a Ti, y toquen este mundo a tus pies”.
“…. que todas mis canciones unan un acento diverso en una sola corriente, y se derramen en el mar del silencio en una salutación a Ti.
Y así Juan de la Cruz: “Mi amado, las montañas, los valles solitarios nemerosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos el silbo de los aires amorosos”
“Olvido de lo criado, memoria del Creador, atención a lo interior y estarse amando al amado”.
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Y así, al ver por nuestras calles las imágenes de Cristo, PALABRA CREADORA y la SALVACIÓN DE LA HUMANIDAD anunciada por Profetas, acompañado con las lágrimas de la Madre, no olvidemos que la Redención estaba anunciada desde las primeras páginas de la Biblia.
Dios con su Palabra (Jesús) crea, y Dios con su Hijo (Jesús) Redime.
¿ Y lo crucificamos?
¿No es lógico verle aclamado ya sobre nuestros hombros ensalzado por las calles?
DRB escribió: ¿Puede la ciéncia demostrar la existéncia de Dios?
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