REGLAS DE LOS ESENIOS
La regla de la comunidad de Qumran y el Crsitianismo
Esta comunidad como todas las que anduvieron apartadas del mundo exterior, también tuvieron sus reglas.
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https://www.academia.edu/3198540/Regla_ ... istianismoMª JESÚS AGUILERA ROMOJARO
INTRODUCCIÓN
Los manuscritos encontrados en la zona del mar Muerto, en las cuevas situadas en las inmediaciones de las ruinas de Khirbet Qumrán, han supuesto una gran contribución para el conocimiento del ambiente religioso judío en que se inscribe el nacimiento del cristianismo y del rabinismo. Estos manuscritos datan de entre la segunda mitad del s. II a.C. y el 68 d.C., unos doscientos años en los que Judea pasó de formar parte del Imperio Seleúcidas a ser una monarquía independiente judía bajo los asmoneos, y de aquí a convertirse en un reino judío vasallo de los romanos para terminar por ser incorporada al Imperio Romano como una provincia más tras la muerte de Agripa I, y perder oficialmente su idiosincrasia judía tras la guerra del 70. Los manuscritos aportan, en su mayor parte, testimonios de la literatura judía de esa época: textos bíblicos, literatura apócrifa y apocalíptica y probablemente composiciones del grupo que habitó Qumrán, lo que permite afirmar sin problemas que quienes ocultaron los manuscritos, seguramente quienes los habían reunido y quizás habían compuesto algunos de ellos, eran judíos.
Ya desde su hallazgo se relacionaron estos textos con las ruinas de Khirbet Qumrán, interpretando las mismas como una especie de asentamiento perteneciente a la secta de los esenios, sobre los que Filón, Josefo y Plinio dan algunos detalles en sus obras1, en el que se habría producido o reunido esta amplia biblioteca. Los habitantes del asentamiento habrían llevado una vida de estilo monástico y habrían escondido sus manuscritos en las cuevas cercanas, hacia el 68 d.C., antes de abandonar Qumrán por el avance de las tropas romanas que intentaban sofocar la revuelta de los judíos. Aunque con algunas matizaciones, ésta es la explicación más aceptada entre los especialistas2, sin embargo, se han propuesto otras posibilidades que conviene recordar3: que las ruinas sean de una villa rústica (Donceel), de una fortaleza (Golb4) que en época romana se convirtió en una fábrica de cerámica (Magen y Peleg5), un centro de aduanas del mar Muerto (Crown y Cansdale), una especie de centro de producción de manuscritos (Stegemann6), una fábrica de perfumes (Patrich), una granja especializada en la producción de miel de dátiles y bálsamo (Hirschfeld). También se ha propuesto que los manuscritos encontrados en las cuevas cercanas a las ruinas fueran llevadas allí desde Jerusalén7, quizás desde el Templo, no escondidas por los habitantes de Qumrán.
Entre los manuscritos de Qumrán se encuentra la obra a la que voy a dedicar este trabajo, La Regla de la Comunidad o Manual de Disciplina, considerada como una composición propia de la comunidad esenia de Qumrán, que recoge los ideales de vida comunitaria de este grupo, las normas de acceso a la comunidad, las normas de comportamiento y la forma en la que se organizaba el grupo, incluyendo una especie de código de penal para castigar el incumplimiento de las normas, y unos himnos. Esta obra nos ha llegado en varias versiones, la más completa es la de la cueva 1 (1QS), que es la que se va a estudiar a continuación8, pero se han encontrado fragmentos de otras copias o versiones en las cuevas 4 (4QSa-j), 5 (5QS) y 11 (11QS), así como varios fragmentos de una versión distinta, el Documento de Damasco, que se ha encontrado completa en la Guenizá de El Cairo.
HISTORIA DEL DOCUMENTO Y DE SU REDACCIÓN
El manuscrito 1QS de La Regla de la Comunidad parece datar del primer cuarto del s. I a.C.9 Está escrito en grafía aramea cuadrada y en lengua hebrea, sobre cinco pergaminos cosidos que forman una tira de 191x25 cm, en la que se leen 11 columnas de entre 26 o 27 renglones. La uniformidad de la grafía hace pensar que fue escrito por un sólo escriba, aunque se aprecian correcciones y signos al margen que pudieron ser hechos por otras manos. Según Murphy- O’Connor el manuscrito es el resultado de al menos cuatro fases de escritura que se pueden rastrear en el documento, y que comenzarían con parte de las columnas 8 y 9 a las que posteriormente se fue añadiendo el resto de la obra. Si tenemos en cuenta también el resto de los fragmentos de esta regla encontrados en otras cuevas, resulta una cronología que abarca desde el 125 a.C., los fragmentos más antiguos, hasta el 50 d.C., los más modernos10.
Las ruinas de Qumrán, cercanas a las cuevas en las que se encontró el documento, son generalmente identificadas como el asentamiento de un grupo judío relacionado con el esenismo, que en un momento determinado se fue al desierto (1QS 8,12-14). En esta línea, la hipótesis de Groningen considera a la comunidad de Qumrán como una escisión del movimiento esenio, provocada por la aparición del llamado Maestro de Justicia, un líder carismático que se consideraba destinatario de una revelación divina que justificaba sus diferencias ideológicas con el resto del esenismo; unas diferencias que atañían al calendario, y a la interpretación de las prescripciones bíblicas sobre al Templo, el culto que en él se realizaba y la pureza de las personas y las cosas. Esta escisión habría tenido lugar hacia el 130 a.C., durante el gobierno y
LA REGLA DE LA COMUNIDAD DE QUMRÁN Y EL CRISTIANISMO Málaga 2011 3 sumo sacerdocio de Juan Hircano I (134-104 a.C.), momento en el que los partidarios de este nuevo grupo, siguiendo al Maestro de Justicia, se habrían retirado al desierto.
Poco después de estos acontecimientos habría comenzado a redactarse o recopilarse la primera fase de la Regla de la Comunidad (1QS 8,1-16a; 9,3-10,8a), para el pequeño grupo fundacional. A continuación, en una segunda fase, cuando el grupo ya estaba organizado, se incorporaría a esta primera Regla un código penal para castigar las faltas (1QS 8,16b-9,2). En una tercera fase, la hostilidad de Juan Hircano I hacia los fariseos debió de provocar la llegada a Qumrán de abundantes candidatos dispuestos a entrar en la comunidad, lo que debió de ser la causa de la ampliación de los edificios que detectan las excavaciones arqueológicas, y de la formulación de una segunda Regla (5,1-13a; 5,15b-8,25) que respondía a la nueva situación a la que se enfrentaba la comunidad, en la que destaca la descripción de una autoridad más democrática, del funcionamiento de las reuniones, la fijación del sistema de incorporación a la comunidad, el funcionamiento de las asambleas y un segundo código penal. La cuarta y última fase de la Regla (1QS 1-4; 5,13b-15a; 9,9-11,22; 10,4b, 6a) parece recoger una etapa de crisis en la comunidad, que hizo necesarias algunas modificaciones en el código penal para su endurecimiento, y algunas amonestaciones, pero que también supuso la redacción final de la Regla a la que se añadió al principio un prólogo, el ritual de entrada y una instrucción doctrinal sobre los dos espíritus, y al final un himno y una oración12.
ESTRUCTURA DE 1QS
1QS está dividido en tres partes principales, cada una de ellas introducida por un prólogo 13:
Primera parte (1QS 1,1-4,26)
Prólogo (1,1-15)
Rito de Ingreso (1,16-3,12)
Tratado de los dos espíritus (3,13-4,26)
Segunda parte (5,1-7,25)
Prólogo (5,1-13a)
Tratado legislativo (5,13b-7,25)
Tercera parte (8,1-11,22)
Prólogo (8,1-13a)
LA COMUNIDAD DE QUMRÁN SEGÚN LA REGLA DE LA COMUNIDAD
Generalmente se ha supuesto que la Regla de la Comunidad estaba dirigida a una especie de comunidad monástica masculina cuyos miembros vivían en Qumrán, sin embargo, últimamente, algunos especialistas han propuesto otra posibilidad, que estuviera dirigida a varias comunidades distintas, que formaban parte de un movimiento más amplio, el esenio, que podían habitar en diferentes lugares 14. Los partidarios de esta posibilidad se basan, entre otras cosas, en el texto de 1QS 6,3-8 donde se dice:
2 Así se conducirán en todos sus lugares de residencia... 3 En cualquier sitio en el que estén diez hombres del consejo de la comunidad que no falte entre ellos un 4 sacerdote... 6 Que no falte en ningún lugar en el que se encuentran los diez hombres un hombre que interprete la Ley día y noche.
En cualquier caso, se tratara de una sola comunidad asentada en Qumrán o de varias diseminadas por diferentes lugares, el grupo o movimiento que se regía por esta regla, formado sólo por hombres, estaba muy jerarquizado y tenía unas normas bien establecidas que regulaban la forma de vida de sus miembros y el modo de acceso a la comunidad. Este grupo, además, profesaba una doctrina en la que destacaban el dualismo, el determinismo, la escatología, y el doble mesianismo. Otros puntos doctrinales eran el empeño en la pureza ritual, la importancia del sacerdocio y la exclusividad del calendario solar para regular el ciclo festivo.
Estructura jerarquizada
La estructura del grupo, que se llamaba a si mismo Israel (1QS 1QS 2,22; 8,4-5), estaba muy jerarquizada (1QS 2,19-25; 2,19-25; 5,23) y se basaba en la obediencia a los superiores. El primer lugar lo ocupaban los sacerdotes (1QS 5,2-3, 9; 6,3-6; 9,7-9) y los levitas (1QS 2,19-20), que además conducían las celebraciones litúrgicas (1QS 1,18-2,18). Después estaban los miembros de pleno derecho de la comunidad (1QS 2,21) y tras ellos aquellos que intentaban unirse a la congregación, primero los que estaban en su segundo año de noviciado, después los que estaban en el primer año y por último los que aún no lo habían comenzado. Los miembros de la comunidad, por lo tanto, pertenecían a uno de estos tres grupos, sacerdotes levitas o pueblo, y a cada uno se le asignaba un puesto dentro de ese grupo.
En la comunidad existía una serie de instituciones y cargos encargados de diferentes menesteres. La Regla habla de los rabym o numerosos (6,8-19), refiriéndose, probablemente, al conjunto de todos los miembros de pleno derecho de la comunidad, que en reuniones determinadas trataba y decidía sobre los asuntos de importancia y decidía anualmente, sobre la situación de cada miembro y la entrada en la comunidad de los novicios. Parece que existía un consejo por 12 hombres y tres sacerdotes (1QS 8,1-3), aunque no están claras sus funciones.
También había algunos cargos individuales. La Regla menciona al maskil o instructor (1QS 1,1; 3,13; 9,12-10,1a, 21), que era el destinatario del manuscrito, debía de estar al cargo de los que querían entrar en la congregación, decidía si podían comenzar o no el proceso y ya comenzado les instruía durante su noviciado, ocupándose de que se guardara la disciplina y se respetara la doctrina de la comunidad15. El mebaqer (6,12, 20) era una especie de intendente que quizás tenía a su cargo la administración y la economía; algunos lo identifican con el paqid16 (1QS 6,14), una persona que estaba al frente de los numerosos y tenía como cometido examinar a las personas que querían entrar en la comunidad y enseñarles las reglas de la misma, la diferencia entre ambos podría ser que el mebaqer fuera laico y el paqid un sacerdote17.
Normas
La comunidad parece haberse regido por unas normas muy estrictas (1QS 3,1), muchas de las cuales no vienen detalladas en la Regla, que atañían al comportamiento de sus miembros en todos los ámbitos: doméstico, relaciones intracomunitarias, relaciones extracomunitarias, forma de entrar en la comunidad, culto y trabajo. Los miembros de la comunidad debían guardar siempre los preceptos de Dios (1QS 1,14-15; 3,8-10), obedeciendo en todo a los respectivos superiores (1QS 5,2-4, 23; 6,2) y tratar a sus compañeros siempre con respeto. Los preceptos de Dios estaban detallados en los libros de la Ley de Moisés y los profetas (1QS 1,3), por lo que debían de ser los mismos del resto del judaísmo de la época, aunque matizados por la interpretación de los líderes religiosos de la comunidad (1QS 9,7-11).
La comunidad practicaba el separatismo (1QS 8,12-14; 9,5-6, 19-21) con respecto a los que no eran miembros de su grupo, tanto judíos como gentiles, con la convicción de que sólo los miembros de la comunidad conocían los verdaderos preceptos de Dios y por lo tanto podían seguirlos, manteniéndose en la verdad (1QS 5,1-4), lo que les convertía en hombres puros, mientras que el resto del mundo, que desconocía los verdaderos preceptos de Dios, se regía por las obras de las tinieblas y eran por ello impuros. Debía de establecerse una separación entre puros e impuros, por lo que la comunidad se mantenía prácticamente aislada del resto (1QS 5,13-16). Sin embargo, existía cierto contacto con el exterior, que permitía que nuevos miembros entrasen en la comunidad.
La entrada en la comunidad estaba sujeta a un estricto proceso (1QS 5,7-23; 6,13-23; 8,10-11) que duraba dos años, y al final del que, tras un escrutinio, los novicios eran admitidos o no como miembros de pleno derecho. El que quería entrar a la comunidad debía primero pedirlo, y someterse al escrutinio del maskil, que decidía si podía comenzar el proceso. Durante un año el novicio, aún impuro, estaba obligado a seguir las normas del grupo pero separado de la comida y bebida de la comunidad y mantenía de sus bienes. Al final de este primer año se decidía en asamblea si el novicio podía pasar a la segunda fase, que también duraba un año, en la que el novicio podía participar ya de la comida de la comunidad, pero no de la bebida, y sus bienes se incorporaban a la comunidad, aunque aún no se hacía uso de ellos. Al final del segundo año, la comunidad decidía si el novicio podía convertirse en miembro de pleno derecho, y en caso afirmativo pasaba a compartir también la bebida, y sus bienes se consideraban como de la comunidad. Entrar en la comunidad suponía llevar una vida de austeridad en la que se compartían los bienes (1QS 1,11-12; 6,22-23)18.
La pertenencia a la comunidad tenía sus condiciones, estaba sujeta al cumplimiento de las normas de la misma y de los preceptos de Dios, de forma que si uno de los miembros faltaba a alguno de ellos debía de ser castigado con el apartamiento, parcial o completo, y temporal o permanente, de la comunidad (1QS 6,24-7,25-7,22; 8,20-9,2). La intencionalidad en estas transgresiones era definitiva, de forma que la misma falta tenía un castigo más duro si era intencionada que si no lo era. Estaba castigado revelarse contra los superiores, mentir, engañar, actuar con ira, la falta de respeto a los otros miembros de la comunidad, la negligencia, el rencor, la difamación, la murmuración, pronunciar palabras vanas o hacerse notar, no tener el comportamiento debido en las reuniones, la desnudez pública innecesaria y la falta de decoro en el vestir, etc. Algunas transgresiones ocasionaban la expulsión definitiva de la comunidad: la blasfemia, difamar a la comunidad, murmurar contra el fundamento de la comunidad. También podía darse el caso de que un miembro de la comunidad se apartara de ella voluntariamente, con lo que si quería volver, en caso de no haber estado en la comunidad más de 10 años, tenía que realizar de nuevo un proceso de dos años, con condiciones similares al noviciado, tras los cuales se decidía si podía volver a ser miembro de pleno derecho (1QS 7,17-25; 8,16-19). Si la persona había estado en la comunidad diez años y se apartaba de la misma, ya no se le permitía volver, y si alguno de la comunidad se le unía también sería expulsado.
Según 1QS 5,24 todos los años se hacía una revisión del comportamiento de los miembros de la comunidad, de modo que si éste había sido como correspondía era ascendido, pero si no, era degradado19. Además, en la comunidad se practicaba la corrección fraterna, de forma que un miembro, antes de denunciar a alguien ante la asamblea, debía de reprenderle ante testigos, sin ira ni odio, sino con amor y humildad (1QS 5,24-6,2).
La toma de decisiones y los juicios se hacían en las asambleas de la comunidad, que tenían unas normas de funcionamiento concretas, y en las que los miembros podían exponer las distintas cuestiones (1QS 6,8-13), pero en las que, al menos en un principio, los sacerdotes parecen haber tenido más poder que el resto de los miembros (1QS 6,18-19; 9,7-8).
Doctrina
En 1QS se encuentran una doctrina en la que destacan el dualismo, el determinismo y la espera escatológica. De estos tres componentes se pone el énfasis en el dualismo, que afianza el separatismo que practica la comunidad, al hacer una clara diferencia entre los hijos de la luz, los miembros de la comunidad, los puros, de los hijos de las tinieblas o impuros, el resto del mundo, de los que los primeros deben separarse. La escatología, por su parte, aporta la esperanza de que en el futuro, con la lucha de la luz contra las tinieblas la verdad vencerá y se acabará el control de Belial que oculta la justicia y bondad de Dios.
Esta escatología también incluye la espera de dos mesías y un profeta, que han de jugar un papel en los tiempos que vendrán.
Dualismo.
El dualismo de la Regla se centra en el Tratado de los dos espíritus (1QS 3,13-4,26). En él se considera que Dios, como el creador del hombre, ha puesto en éste dos espíritus, uno de verdad y otro de falsedad, cada uno de ellos regido por un ángel, el de la verdad por el príncipe de la luz y el de la mentira por el ángel de las tinieblas. El espíritu de verdad lleva a hombre hacia la justicia, misericordia, bondad, confianza en Dios, modestia, discreción, conocimiento, etc., mientras que el espíritu de mentira le lleva a todo lo contrario. El hombre tiene que decidir a cuál de los dos espíritus sigue, si sigue al espíritu de la verdad será un hijo de la luz, y si sigue al de la mentira será un hijo de las tinieblas. Dios ama a los que siguen el espíritu de la verdad y odia a los que siguen el de la mentira, de forma que a los primeros les promete una larga vida de gozo sin fin, como alusión de la vida eterna, y a los segundos la destrucción eterna en el fuego. Los dos espíritus están en constante lucha, hasta que al final, con la venida de Dios verdad prevalezca sobre la mentira, y el espíritu de mentira sea arrancado del hombre recto que será purificado por la acción del espíritu de verdad.
Estamos, por lo tanto, ante un dualismo que es obra de Dios y al que Dios pondrá fin. Un dualismo que se manifiesta en el interior del hombre y en sus obras, pero que es reflejo de un dualismo cósmico que enfrenta a los espíritus del bien y del mal.
Algunos especialistas han encontrado ciertas similitudes del dualismo de 1QS con el zoroastrismo, por lo que han considerado que el origen de estas creencias podría estar en
Babilonia, en la época del destierro, donde los exiliados israelitas las habrían conocido e incorporado a su doctrina, llevándolas después a Palestina con el retorno del s. V a.C., o en la misma Palestina durante la dominación persa.
Determinismo. En algunos pasajes de la Regla se descubren creencias deterministas en una predestinación. El principal pasaje es 1QS 3,15-17, donde, dentro del Tratado de los dos espíritus, se afirma que todo ha sido creado por Dios con un plan concreto que se está cumpliendo según sus designios. Este plan es conocido por el espíritu de verdad (1QS 4,4-5) que guía a los hijos de la luz. Además, Dios ha elegido a estos hijos de la luz, para una alianza eterna, y conoce todas sus acciones (1QS 4, 22-26; 11,7-8) desde el principio. El plan de Dios para el mundo y el hombre lleva hacia un final ya decidido por Él que es inevitable. Sin embargo, resulta contradictorio que en 1QS 9,17-18 se exprese la posibilidad que tiene el hombre de elegir el camino del bien, por lo que podría de existir un pequeño resquicio para la libertad humana.
Escatología. Según 1 QS 4,15-26 la comunidad, que se sentía elegida por Dios, esperaba la inminente llegada del fin de los tiempos, momento en el que Dios llegaría y haría desaparecer el espíritu de la mentira, Belial, que hasta entonces había estado gobernando el mundo (1QS 1,17-18; 2,19). Entonces habría un juicio y los elegidos serían purificados del espíritu de la mentira y llegarían al conocimiento de Dios, que haría una alianza eterna con ellos, y pasarían a vivir eternamente en su presencia. Los no elegidos, por su parte, los que se habían dejado llevar por el espíritu de la mentira, recibirían la condena en el fuego del infierno (1QS 5,12-13), una condena que aunque en un principio se anuncia como eterna, en 1QS 4,14; 5,13 parece tener un fin de destrucción.
Doble mesianismo.
En relación con el final de los tiempos, la comunidad esperaba la inminente venida de un profeta y dos mesías de Aarón e Israel (1QS 9,11), es decir, un profeta, probablemente al estilo de Moisés23, como había prometido Dios en Deuteronomio 18,15, y dos mesías, uno de procedencia sacerdotal y otro de procedencia real, quizás los dos ungidos de Zacarías 4,14. Aunque en el texto de 1QS los dos mesías están puestos al mismo nivel, en 1QSa 2,11ss, se especifica que el mesías sacerdotal estaba por encima del real, lo que estaría en consonancia con la misma Regla, en la que, como se ha mencionado antes, los sacerdotes estaban por encima de los laicos. El Testamento de los doce Patriarcas testimonia una creencia en dos mesías similares a la 1QS 9,1124. Quizás esta creencia tenía que ver con el rechazo que los grupos más piadosos del judaísmo de la época, entre los que estaría el de Qumrán, tenían contra la unión de los dos poderes, real y sacerdotal, en la persona de los dinastas asmoneos.
Culto y vida litúrgica
La Regla parece establecer un culto y una liturgia propios, derivados, probablemente, de la creencia que conocemos por otros escritos de Qumrán, de que el Templo de Jerusalén era temporalmente impuro.
Calendario y Templo.
En primer lugar, en la comunidad de Qumrán parece haber un rechazo al culto que se realizaba en el Templo de Jerusalén26, probablemente debido a que el sumo sacerdote no era ya de la familia de Sadok y a un cambio en el calendario, que en tiempos de los asmoneos habría pasado de ser el solar a ser el calendario lunar de los seleúcidas27, lo que había convertido al templo en impuro. Para los miembros de la comunidad el calendario28, por el que se regían las fechas de las fiestas establecidas por Dios (cfr. 1QS 10 5-7), era un reflejo del ciclo ritual que se desarrollaba en el cielo, de forma que cuando se celebraba determinada fiesta en el Templo reflejaba la correspondiente celebración en el cielo29. El cambio de calendario, por lo tanto, suponía un desfase entre las celebraciones del cielo y del Templo, lo que hacía que las celebraciones del Templo quedaran sin efecto, y los sacrificios de expiación no fueran eficaces.
Había, por lo tanto, que mantener el calendario solar (1QS 9,13-14) establecido desde siempre (1QS 9,1-8), aún a costa de rechazar el culto del Templo.
Ante la imposibilidad de realizar el culto divino en el Templo de Jerusalén la solución pasaba por considerar a la propia comunidad como el Templo de Dios30, aplicándole los mismos títulos que se aplicaban a éste31: casa santa para Israel, fundamento del santo de los santos para Aarón, muralla probada, piedra angular, residencia santísima para Aarón, casa de perfección (1QS 8,5-9; 9,6). Y los sacrificios de expiación dejaban de ser la carne y grasa de los animales para pasar a ser las oraciones de la comunidad y su camino de perfección (1QS 9,4-6).
Oración. De 1QS 10,10-11 parece desprenderse que la comunidad tenía dos momentos de oración diarios, uno por la mañana y otro por la tarde, además, 1QS 6,7-8 menciona una vigilia diaria en la que los miembros de la comunidad velaban un tercio de la noche estudiando la Escritura y bendiciendo a Dios32. Es posible que el himno (1QS 10,1-11,2) y la oración (1QS 15-22) del final de la Regla, así como las bendiciones que aparecen en otros lugares (1QS 2,2-4) fueran parte de los que se recitaban durante las oraciones diarias.
Comidas. Las comidas eran momentos en los que se reunían todos los miembros de la comunidad y en los que no estaba permitido participar, plenamente, a los que aún no formaban parte de ella, ya que requerían estar en el estado de pureza ritual que sólo confería la pertenencia a la comunidad (1QS 6,20-21). Lo primero que se hacía era bendecir los alimentos (1QS 6,2-6) comenzando por los sacerdotes, que extendían su mano los primeros sobre el pan y el vino, y después se comía. Se confería tal importancia a las comidas que uno de los castigos más frecuentes por las transgresiones de las normas era la separación temporal de la mesa común, como consecuencia de haber perdido el estado de pureza que esto causaba (1QS 7,18-20); de la misma forma, la vuelta al estado de pureza por el cumplimiento de los castigos significaba volver a participar en la mesa de la comunidad. Parece que, aparte de las comidas comunitarias, existían banquetes rituales diferentes de éstas (1QS 6,2-6).
Rito de entrada en la comunidad. La Regla parece contener indicios de una celebración de admisión de los nuevos miembros de pleno derecho. Uno de estos indicios podría ser el himno de 1QS 11,2-15, escrito en primera persona, que quizás era el que recitaban los que iban a ser admitidos33. Otro podría ser las bendiciones a Dios y a los miembros de la comunidad y las maldiciones a los hombres impíos, que realizaban los sacerdotes y levitas en 1QS 1,16-2,18, tras las que todos debían de contestar amén, amén, lo que tiene un claro carácter litúrgico. Los aspirantes debían hacer el juramento de entrada en la comunidad, en el que se comprometían, bajo pena de muerte, a seguir la Ley de Moisés, según la interpretación de la comunidad (1QS 5,7-10)34. Los que entraban recibían el espíritu de santidad que les purificaba de todas sus maldades y así podían entrar en la comunidad en estado de pureza (1QS 3,6-12). Este espíritu, además, daba a los elegidos el conocimiento de los misterios de Dios (1QS 2,2-4), una especie de anticipación del final de los tiempos, en que el espíritu les purificaría definitivamente de toda acción impura y les daría el conocimiento del Altísimo (1QS 4,20-22). Posiblemente, como parte de la celebración se realizaba un baño ritual de purificación (1QS 3,8-9), lo que también debía realizarse para reincorporarse plenamente a la comunidad tras haber cumplido un castigo por transgredir una norma (1QS 5,13-14), aunque la validez del baño ritual estaba ligado a la conversión de su maldad. Había otros baños de purificación a los que los transgresores y aspirantes no eran admitidos (1QS 3,4-5; 5,13; 8,16-17).
Pentecostés. 1QS 5,24 menciona que una vez al año se examinaban las obras de los miembros de la comunidad para promoverlos o degradarlos según su comportamiento. Esto puede referirse a la fiesta de Pentecostés o Semanas que los habitantes de Qumrán parecen haber celebrado todos los años para renovar su pacto de fidelidad35, en la que quizás repetían la fórmula de 1QS 1,16-2,18 del rito de entrada en la comunidad36, aunque puede que tanto el ritual de entrada como el de renovación de fidelidad se celebrara en la misma fiesta.
SIMILITUDES CON EL CRISTIANISMO.
Los manuscritos del mar Muerto son de gran importancia para conocer el ambiente en el que se formó el cristianismo, ya que son textos contemporáneos a esta formación, bien porque se compusieron alrededor de dicha época o porque formaban parte de la literatura religiosa judía de Palestina del Siglo. 1. Debido a algunas analogías entre el contenido de los manuscritos de Qumrán y el Nuevo Testamento, se han hecho diversas propuestas acerca de la relación de los mismos con el cristianismo primitivo: que estos manuscritos fueran en realidad obra de un grupo que terminaría siendo cristiano38, que hubiera habido un contacto entre Jesús y Qumrán39, o que tanto los manuscritos de Qumrán como las tradiciones del nuevo Testamento se originaran en el mismo ambiente judío de Palestina del s. I. En este trabajo se va a seguir la última propuesta, que es la que siguen la mayor parte de los estudiosos actuales.
La Regla, en concreto, muestra ciertas similitudes con los diferentes escritos del Nuevo Testamento, tanto en el vocabulario como en la forma de expresión y las ideas que postula, lo que en algunas ocasiones puede permitir que ambos textos sirvan de mutua ayuda para comprender algunos puntos oscuros, basándose en que tanto un texto como los otros pueden depender de una mentalidad común. Con respecto a los textos cristianos no neotestamentarios, la Regla podría considerarse un tipo de literatura similar al que floreció entre los cristianos entre los siglos II-IV, representada por la Didajé, Didascalia, la Constitución Apostólica y otras.
Similitudes en creencias e ideas
Nueva alianza. La comunidad a la que este manuscrito servía como regla se consideraba como entrando en una nueva alianza con Dios (1QS 2,26; 5,8) que cumplía definitivamente la alianza mosaica (1QS 1; 5,8-9) y sus preceptos eternos (1QS 8,10), una alianza eterna (1QS 2,25; 3,11-12; 4,22; 5,6) de misericordia (1QS 1,8), justicia, derecho y verdad (1QS 5,3-4), características similares a la nueva alianza de la que los primeros cristianos pensaban que Cristo era mediador41. La comunidad se llama a sí misma el camino (1QS 9,18) definición que también se aplicaban algunos de los cristianos primitivos (Hechos 9,2)42. La Regla llama a los miembros de la comunidad los santos (1QS 8,11), el mismo nombre que se da a los primeros cristianos43, y tanto los miembros de la comunidad de la Regla como los cristianos postulan que tendrán la herencia de los santos (1QS 11,7-8, Colosenses 1,12).
El dualismo de la Regla tiene similitudes con algunos pasajes del Nuevo Testamento, sobre todo con el evangelio de Juan44, lo que llevó a autores como Charlesworth y Ashton45 a proponer una influencia de Qumrán sobre este evangelio. Los textos más característicos para esta comparación son el Tratado de los dos espíritus de la Regla (1QS 3,13-4,26) y Juan 1,1-12; 3,19-21; 8,12;12,35-36, en los que se aprecia la visión similar de un mundo dualista en el que el bien y el mal se oponen, representados ambos por la luz y la tiniebla, la verdad y la mentira. Los creyentes viven en una era en la que Belial o Satán, príncipe de este mundo (Juan 12,31; 14,30; 16,11), lo gobierna (1QS 1,18, 23-24, 2,19, 1 Juan 5,19), causando dificultades a los creyentes (1QS 3,21-24)46. Para la Regla los creyentes son hijos de la luz, y los no creyentes hijos de las tinieblas (1QS 1,9-10), terminología también usada en Juan 12,36. Aparte del evangelio de Juan, en las cartas de Pablo se encuentra la contraposición entre luz y tinieblas, en 2 Corintios se ponen en paralelismo con Cristo y Belial, y con el creyente y el infiel. En Efesios 5,8-11 y Tesalonicenses 5,4-5 se llama a los cristianos hijos de la luz, y se especifica que la verdad, la bondad y la justicia son características de la luz, como en 1QS 5,3-4, poniéndolas en contraposición con las obras de las tinieblas. Para Benoit y Murphy O’Connor47 la similitud de la carta a los Efesios y Colosenses con los escritos de Qumrán podría deberse a que Pablo habría encargado la escritura de esta carta a un ayudante que o era convertido del esenismo o habría conocido bien la doctrina de Qumrán, cristianizándola.
Determinismo. El evangelio de Juan (6,65) utiliza una terminología muy cercana a la idea de determinismo que parece en 1QS 4,15-2648. Para Juan sólo puede creer en Jesús aquel a quien el Padre se lo permite, y para 1QS 4,22-23 Dios ha escogido a los miembros de la comunidad para su alianza. También Romanos 8,28-30 habla de predestinación. Pero tanto la Regla como el Nuevo Testamento, por otra parte, dejan abierta la posibilidad de la responsabilidad personal, ya que enuncian un juicio para los hombres con castigo y retribución por sus acciones, lo que no tendría sentido si los hombres no tuvieran ninguna responsabilidad en ellas.
La escatología de 1QS 4,6-8, 12-14l; 11,16-17 es similar a la del Nuevo Testamento. La comunidad esperaba la futura venida de Dios en la que este mundo se acabaría y tras un juicio los hijos de la luz disfrutarían eternamente del conocimiento de Dios, mientras que los hijos de las tinieblas arderían eternamente en la oscuridad, algo similar a las creencias del Nuevo Testamento, en las que al fin de los tiempos, y tras el juicio de Dios (Mateo 25, Romanos 2,2-11), a los seguidores de Cristo les espera la vida eterna (Mateo 19,26, 29; 25,46, Marcos 10,17, 30, 1 Jn 2,25, 2 Pedro 13), mientras que los que no creen irán al castigo eterno (Mateo 25,46, Marcos 3,29) del fuego (Mateo 18,8, 25,41).
La Regla habla de un espíritu de verdad (1QS 3,6; 4,21), santidad, rectitud y humildad (1QS 3,7-8), que es el que guía a los hijos de la luz, y que será el que al final de los tiempos les purifique de todos sus pecados y les de el conocimiento de Dios para la vida eterna. Este espíritu recuerda al paráclito o espíritu de verdad de Juan 14,17, 26; 15,26; 16,13 y al Espíritu Santo que guiará a los discípulos ante los que les persigan (Lucas 12,12), que guía la vida de los primeros creyentes relatada en los Hechos de los Apóstoles y que se menciona en las cartas de los apóstoles (Romanos 5,5; 15,19; 12-21, Efesios 1,13-14, 2 Pedro 1,21, etc.).
Mesianismo. Tanto la comunidad de la Regla como los seguidores de Jesús esperaban la pronta venida de personajes mesiánicos. 1QS 8,14 cita Isaías 40,3, aprovechando sus implicaciones mesiánicas, para explicar las razones de que la comunidad se fuera al desierto, al igual que Juan el Bautista en Mateo 3,3 y Juan 1,23, y el evangelista en Marcos 1,3 y Lucas 3,4, lo citan refiriéndose a Jesús, como razón para la actividad de Juan en el desierto. La Regla habla de dos mesías, uno de ellos real (1QS 9,11), es decir, de la casa de David, que correspondería a visión que tiene el evangelio de Lucas de Jesús (1,30-33).
El Templo49. La Regla espiritualiza la noción de templo de Dios y la aplica a la comunidad, a la que considera como el verdadero templo, como piedra angular (1QS 8,5-9).
También Pablo considera a los que creen en Jesús como templo de Dios (1 Corintios 3,9, 16-17, 2 Corintios 6,16) o templo santo en el señor, cuya piedra angular es Cristo (Efesios 2,20-22). Y en este nuevo templo que es la comunidad de la Regla los sacrificios a Dios no son más los sacrificios animales, sino las oraciones y bendiciones de la comunidad y su caminar perfecto (1QS 9,4-5), como las oraciones de alabanza a Dios y la mutua asistencia, que es lo que Hebreos 13,15-16 dice complace a Dios. Se detecta por tanto, en ambos grupos, una espiritualización de la noción de sacrificios, que pasan a ahora a entenderse como comportamiento ritual y ético50.
La forma de organización y las normas de la Regla y de la comunidad de los discípulos de Jesús, descrita en Hechos e intuida en los evangelios, tenían ciertas similitudes. En ambos grupos se ponían los bienes en común (1QS 1,11-12; 6,22, Hechos 4,32-37) y había personas encargadas de administrar dichos bienes (1QS 6,19-20 Hechos 6,1-3)51. La Regla describe una organización jerarquizada en la que había que obedecer a los superiores (1QS 5,2-4, 23; 6,2), similar a Hebreos 13,17, dónde se dice que los cristianos debían obedecer a los jefes. En el interior de la comunidad se practicaba la corrección fraterna (1QS 5,24-6,1), de forma similar a como se aconseja se practique en Mateo 18,15-17. La disciplina de la comunidad castigaba la mentira y el engaño (1QS 6,24-25; 7,4-5), poniendo especial énfasis en la mentira sobre los bienes propios, de forma parecida en Hechos 5,1-11 la mentira de Ananías y Safira sobre sus bienes les causa la muerte. La Regla castiga pronunciar palabras vanas (1QS 7,9-10), que también para Pablo están fuera de lugar entre los cristianos (Efesios 5,4). En la comunidad existía un intendente, el mebaqer (1QS 6,12), que quizás podía tener su paralelo en el episcopo de las comunidades paulinas (Filipenses 1,1, 1 Timoteo 3,1-7; Tito 1,7).
Lenguaje
A pesar de que la Regla está escrita en hebreo y los libros del Nuevo Testamento nos han llegado en griego, se da cierta similitud en el tipo de lenguaje y en algunos de los términos que se usan en ambas obras. Esto es debido, probablemente, por un lado, al trasfondo arameo de los relatos neotestamentarios, la lengua en la que debieron expresarse Jesús y sus discípulos, y por otro, a que tanto los textos de qumrán como los del Nuevo Testamento se enraízan en una misma tradición literario-religiosa judía que comparte determinadas expresiones y conceptos.
Se han propuesto algunas expresiones compartidas por el Nuevo Testamento y la Regla de la Comunidad52, entre las que estaría el griego τῶν πλειόνων, muchos, la mayoría, que en el Nuevo Testamento designa a grupos de seguidores de Jesús (2 Corintios 2,6), y sería equivalente a la expresión hebrea {ybrh, los numerosos, de 1QS 6,7, 8-9, 11-22, etc, que se refiere a los miembros de la comunidad. Otro término griego sería ἐπίσκοπος (Filipenses 1,1, 1 Timoteo 3,1-7; Tito 1,7), que designa a un hombre que ejercía el papel de inspector en las comunidades paulinas, y que podría equivaler al rqbm de 1QS 6,12. Otros términos de este tipo podrían ser53: δικαιοσύνη θεοῦ, Justicia de Dios (Romanos 1,17; 3,5, 21, 22: 10,3), que sería el equivalente del hebreo l) tqdc (1QS 10,25; 11,12); υἱοὶ ϕωτὸς, hijos de la luz (Lucas 16,8; Juan 12,36; 1 Tesalonicenses 5,5; Efesios 5,8), que equivaldría a rw) ynb (1QS 1,9; 2,16). Otras expresiones podrían ser54: το ϕῶς τῆς ζωῆς (Juan 8,12), la luz de la vida, equivalente al hebreo {yyxh rrw)b (1QS 3,7); τὸ πνεῦμα τῆς ἀληθείας, espíritu de verdad (Juan 14,17; 15,26; 16,13), que sería igual a tm) xwr (1QS 4,21) y συναχθέντων ὑμῶῶν, la reunión de los numerosos (1 Corintios 5,4), que equivaldría a {ybrh b#wml (1QS 6,8, 11). De esto se podría deducir que las expresiones hebreas de la Regla mencionadas podrían subyacer a los términos griegos equivalentes del Nuevo Testamento.
DIFERENCIAS CON EL CRISTIANISMO
A pesar de los paralelismos que se han establecido entre las creencias e ideas de la Regla de la Comunidad y los escritos del Nuevo Testamento, hay que destacar que son numerosas y muy importantes las diferencias entre ellos, lo que permite rechazar la idea de que estos escritos hayan tenido un origen común o una influencia directa el primero sobre los segundos.
Separatismo. La Regla postula el separatismo de los miembros de la comunidad (1QS 5,10-11; 8,12-14; 9,5-6), a los que considera puros, del resto del mundo, al que considera impuro, para que no se dé un contagio de la impureza de éste en la comunidad. La Regla parece identificar, por lo tanto, el pecado con la impureza55. No se podían compartir bienes (1QS 5,16-18; 6,17; 9,8-9), ni comida (1QS 6,26; 7,3; 8,17), ni bebida (1QS 6,20; 7,20), ni trabajo (5,14-15) con los impuros, de forma que la comunidad quedaba totalmente separada, por lo que su influencia hacia el exterior debía de ser muy escasa, y probablemente involuntaria, a pesar de que contemplaba la posibilidad de que nuevos miembros entraran en el grupo (1QS 1-3,12; 6,14-23). Al entrar en la comunidad el espíritu de santidad y rectitud limpiaba la impureza (1QS 3,7-9), pero para poder entrar había que seguir un proceso de dos años en el que se aprendían e interiorizaban la disciplina y las creencias. La pureza se mantenía mediante el cumplimiento de los mandatos de Moisés y de las normas de la Regla, de modo que cualquier transgresión producía impureza, que debía de ser limpiada cumpliendo un castigo (1QS 8,16-19, 8,24-9,2) y el subsiguiente baño ritual (1QS 3,8-9), aunque existía una impureza causada por pecados deliberados que no podía purificarse y provocaba la expulsión de la comunidad (1QS 21-22).
Distinto es lo que encontramos en los evangelios, donde Jesús aparece mezclándose con los considerados impuros: publicanos, pecadores (Marcos 2,13-17) y gentiles (Marcos 7,24-30), lo que le cuesta la crítica de los que se consideraban puros. Además, según nos cuenta Hechos 2-3, la primera comunidad cristiana, aunque al principio, por miedo, aparece encerrada en sí misma, por la acción del Espíritu Santo se abre al exterior para llevar la noticia de la resurrección de Cristo al resto de los judíos. La comunidad descrita en Hechos no sólo no se va a separar del resto de los judíos sino que continúa acudiendo al Templo a la vez que realiza su rito particular de partir el pan, permaneciendo en medio del pueblo, y acogiendo a los que quieren unírseles. Pablo incluso, en 1 Corintios 5,9-13 recomienda separar de la comunidad a los que pecan, pero no juzgar a los que están fuera de ella.
Los primeros cristianos, como la Regla, identifican pecado con impureza (Marcos 7,1-23, 1 Corintios 5,11-13), pero en este caso refiriéndose a un pecado moral, no a faltas disciplinarias. El hombre quedaba purificado del pecado por el Espíritu Santo, dado por Cristo (Juan 20,22), al lavarse con el agua del bautismo (1 Corintios 6,9-11), pero esta purificación sólo era posible una vez en la vida, no cada vez que se cometiera un pecado. Además, podía formar parte de la comunidad cristiana primitiva todo el que estuviera dispuesto a creer en Jesús, y en virtud de ello se alejara del pecado.
Exclusivismo. La Regla postula el exclusivismo, los miembros de la comunidad se consideraban los únicos elegidos por Dios (1QS 1,10; 4,22-23; 5,10-13). Este exclusivismo llevaba, por un lado al rechazo e incluso al odio hacia los enemigos (1QS 2,5-9; 9,21-22), entendidos éstos como los hijos de las tinieblas, los que no pertenecen a la comunidad, y por otro, a reservar el conocimiento de Dios que poseía la comunidad, como un secreto que debía guardarse de los que estuvieran fuera (1QS 9,17).
En el Nuevo Testamento, por el contrario, se manifiesta una vocación universalista, por la que la noticia de la resurrección de Jesús ha de ser llevada a todos los pueblos (Mateo 28,18-20, Marcos 16,15-20, Lucas 24,47), y el nuevo conocimiento de Dios que han obtenido los discípulos por la acción de Jesús (Lucas 24,45) y del Espíritu Santo, no debe ser guardado dentro del grupo de los creyentes, ni siquiera dentro del judaísmo, sino llevado también a los gentiles (Hechos 15,1-33). Los de fuera de la comunidad no son los enemigos a los que hay que odiar, sino que, incluso, se postula el amor a los enemigos (Mateo 5,43-44, Marcos 6,27-35, Romanos 12,20). En este sentido, se ha llegado a proponer que Mateo 5,43-44 podría referirse al odio a los enemigos que postulaban los esenios56.
Dualismo. 1QS 2-4 describe un dualismo en el que dos espíritus o fuerzas opuestas de la verdad y de la mentira, creadas por Dios y potencialmente equivalentes, luchan en el cosmos y en el interior de la persona para prevalecer una sobre la otra, pero al final de los tiempos Dios hará desaparecer el espíritu de la mentira quedando sólo el de la verdad. Para la Regla los hijos de la luz son los miembros de la comunidad, que obedecen en todo la ley de Moisés y las reglas de la comunidad, mientras que los que no pertenecen a la comunidad son hijos de la mentira.
Para el Nuevo Testamento, sin embargo, Cristo es la luz (Juan 8,12) mientras que Satán, el príncipe de este mundo, es su enemigo (Juan 12,31; 14,30; 16,11), la tiniebla, pero el poder de Cristo es superior al de Satán, ya que vence al poder de la tiniebla con su resurrección. Además, Juan distingue entre Cristo que es la luz del mundo y el espíritu de verdad (Juan 14,17; 15,26; 16,13), el Espíritu Santo, mientras que para la Regla el príncipe de la luz y el espíritu de la verdad son la misma figura57. Para Juan los hijos de la luz son los que creen en Jesús (Juan
12,36) y aman a su hermano (1 Juan 2,10) y todos los hombres están llamados a creer en él, la tiniebla es, por lo tanto no creer en Cristo (3,19-20; 12,46)58. Igualmente, para Pablo los hijos de la luz son los que perseveran en la fe (1 Tesalonicenses 5,5), y los hijos de las tinieblas los que se creen seguros sin preocuparse de la fe.
Apocalíptica. A pesar de que las esperanzas de la Regla y de los primeros cristianos, para los últimos tiempos, son similares, existen grandes diferencias. 1QS 9,11 menciona la esperanza en la venida de tres personajes, un profeta y dos mesías, probablemente tres personajes mesiánicos59, de quienes no se menciona una función determinada. Entonces el espíritu de la mentira será destruido y con él todas sus obras (1QS 4,18-21). En el juicio que habrá a continuación, los rectos, los miembros de la comunidad, serán purificados por el espíritu de verdad y conocerán a Dios para vivir eternamente, mientras que los que no son de la comunidad irán al fuego eterno y a la destrucción final (1QS 20-23).
Para los primeros cristianos el único Mesías, Jesús, ya había llegado60, venciendo el poder de las tinieblas y la muerte con su resurrección, y había dado a los discípulos, y daría a todo el que se bautizara, el Espíritu Santo, que les limpiaría del pecado61. Sin embargo, los cristianos quedan a la espera de una nueva venida de Cristo, que estaba cercana, que significaría el final de los tiempos62, y en la que habría un juicio (Mateo 25,31-46); tras él, los justos resucitarán para la vida eterna, pero esta vez una resurrección que incluía el cuerpo (1 Corintios 15,12-55), y los que no creyeran irían al infierno.
Templo. En la Regla, debido al rechazo que experimentaban en Qumrán por el Templo de Jerusalén, parece reflejarse un proceso de espiritualización en el que el Templo había sido sustituido por la comunidad (1QS 8,5-9; 9,6), y el papel expiatorio de los sacrificios animales por rituales, disciplina y comportamiento ético (1QS 9,4-6).
Los primeros cristianos, sin embargo, al igual que Jesús, seguían acudiendo al Templo63 y allí realizaban parte de su predicación y actividad pública64, considerando por tanto el lugar como sagrado. No se daba al principio, por lo tanto, una sustitución del Templo de Jerusalén por la comunidad de creyentes en Jesús, sino que el primero parece ser más bien un arquetipo de la segunda65. Sólo en textos de Juan 2,13-21; 4,21-24, Hebreos y Apocalipsis 1,6; 5,10; 11,9; 20,6; 21,22 aparece la idea de sustitución del Templo, que seguramente es posterior al 7066, y el papel expiatorio de los sacrificios se transfiere al comportamiento ético y a creencias cristológicas67.
Las comidas. En la Regla se describen comidas rituales en las que los sacerdotes bendecían el pan y el vino (1QS 6,2-6), que podrían parecer, en la forma, similares a las comidas que realizaban los primeros cristianos, con la diferencia de que las comidas de los cristianos eran un memorial de la última cena de Cristo (1 Corintios 11,20-29).
Organización. La Regla se refiere en todo momento a una comunidad de hombres, mientras que las comunidades de los primeros cristianos están formados por personas de ambos sexos.
CONCLUSIÓN
En la Regla de la Comunidad y en los escritos de Nuevo Testamento se encuentran similitudes en cuanto a la creencia en cierto dualismo, las ideas apocalípticas, la forma de organización, la forma de expresión y la terminología, que, en un principio, hacen pensar en algún contacto entre la comunidad de la Regla y los primeros cristianos. Este contacto, sinembargo, no tiene por qué ser directo, sino que se explicaría porque la Regla de la Comunidad y los escritos del Nuevo testamento beben de una fuente común, el judaísmo de la época del Segundo Templo, razón por la que expresan creencias e ideas que pertenecen a dicho ambiente, sin que ello suponga la dependencia de los escritos del Nuevo Testamento, escritos entre la segunda mitad del s. I y principios del s. II, de los textos de Qumrán, puestos por escrito entre el 130 a.C-68 d.C.
Hay que hacer notar que en otros escritos judíos de la época del Segundo Templo y posteriores, como Daniel, Libro de Enoc, Salmos de Salomón, José y Asenet, 2 y 4 Macabeos, literatura rabínica68, etc, se encuentran ideas análogas a las que comparten la Regla y el Nuevo Testamento, sobre todo Juan: dualismo, determinismo, mesianismo y escatología; aunque adornadas, en cada caso con matices distintos. E incluso algunas de estas ideas o expresiones son de origen bíblico, o prequmránico, como podría ser el caso del Tratado de los dos espíritus69, de donde pudieron ser tomadas tanto por los redactores de la Regla como por los primeros cristianos.
Pero además de las similitudes, entre la Regla y los escritos del Nuevo Testamento se dan grandes diferencias que obligan a concluir que se trataba de grupos muy diferenciados. Mientras que en la Regla se postula el separatismo y el exclusivismo, el Nuevo Testamento proclama el universalismo de la fe en Jesús y la apertura de la comunidad de los creyentes en Jesús a todos los pueblos, incluso a los pecadores. El dualismo de la Regla está centrado en la existencia de dos espíritus opuestos creados por Dios, mientras que en el Nuevo Testamento el dualismo es superado por la creencia de la superioridad de Cristo sobre las fuerzas del mal. La apocalíptica, por su parte, supone en la Regla la esperanza de la llegada, al fin de los tiempos, de tres personajes mesiánicos, y de que Dios destruya al espíritu de la mentira y juzgue a los hombres en función de su pertenencia o no a la comunidad, mientras que para el Nuevo Testamento, la esperanza futura está puesta en la segunda venida de Cristo, el Mesías resucitado, que juzgará a los hombres según su fe en Cristo.
Se puede decir, en conclusión, que la Regla de la Comunidad aporta una importante información sobre el pensamiento, las creencias y la forma de organización de un grupo del judaísmo de la época del Segundo Templo en Judea, que en parte de su historia se desarrolló en paralelo a otro grupo judío, el cristianismo primitivo. Ambos grupos tuvieron como caldo de cultivo común el judaísmo de la época, de donde tomaron creencias, ideas, forma de expresión y terminología, y en el que se inspiraron para desarrollarse como grupo judío diferenciado. Esto, permite hacer uso de la Regla de la Comunidad y de los demás escritos de Qumrán para comprender mejor el trasfondo judío del Nuevo Testamento.