He estado buscando la información que presenté sobre San Antonio Abad, a quien escogí de los Padres del Desierto. Como no aparece me permito presentarla nuevamente:
Padre del monacato
Apodo Egipcio, el Grande, Ermitaño
Nacimiento 251
Heracleópolis Magna, Egipto
Fallecimiento 17 de enero del año 356
Monte Colzim, Egipto
Venerado en Iglesia católica, Iglesia ortodoxa, Antiguas iglesias orientales
Festividad 17 de enero (Oriente y Occidente)
30 de enero = 22 de Touba (Iglesia copta)
Patronazgo amputados, protector de los animales, los tejedores de cestas, los fabricantes de cepillos, los carniceros, los enterradores, los ermitaños, los monjes, los porquerizos y los afectados de eczema, epilepsia, ergotismo, erisipela, y enfermedades de la piel en general.
San Antonio o Antón Abad (Heracleópolis Magna, Egipto, 251 – † Monte Colzim, Egipto, 356) fue un monje cristiano, fundador del movimiento eremítico. El relato de su vida, transmitido principalmente por la obra de san Atanasio, presenta la figura de un hombre que crece en santidad y lo convierte en modelo de piedad cristiana. El relato de su vida tiene elementos históricos y otros de carácter legendario; se sabe que abandonó sus bienes para llevar una existencia de ermitaño y que atendía a varias comunidades monacales en Egipto, permaneciendo eremita. Se dice que alcanzó los 105 años de edad.
Historia
Antonio Abad nació en el pueblo de Comas, cerca de Heracleópolis Magna, en el Bajo Egipto. Se cuenta que alrededor de los veinte años de edad vendió todas sus posesiones, entregó el dinero a los pobres y se retiró a vivir a una comunidad local haciendo vida ascética, durmiendo en un sepulcro vacío. Luego pasó muchos años ayudando a otros ermitaños a encaminar su vida espiritual en el desierto. Más tarde se fue internando mucho más en él, para vivir en absoluta soledad.
Es el patrón de los animales ya que le agradaban mucho y siempre los cuidaba. Se le suele representar acompañado de un cerdo.
De acuerdo con los relatos de san Atanasio y de san Jerónimo, popularizados en La leyenda dorada del dominico genovés Santiago de la Vorágine en el siglo XIII, Antonio fue reiteradamente tentado por el demonio en el desierto. La tentación de san Antonio se volvió un tema favorito de la iconografía cristiana, representado por numerosos pintores de importancia.
Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en un grupo de ermitaños junto a Pispir y otro en Arsínoe. Por ello, se le considera el fundador de la tradición monacal cristiana. Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía, nunca optó por la vida en comunidad y se retiró al monte Colzim, cerca del Mar Rojo, en absoluta soledad. Abandonó su retiro en 311 para visitar Alejandría y predicar contra el arrianismo.
San Jerónimo, en su vida de Pablo el Simple, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica; el cuervo que, según la tradición, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.
Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre en ocasiones representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban el cerdo a sus pies.
Reliquias y orden monástica
Se afirma que Antonio vivió hasta los 105 años, y que dio orden de que sus restos reposasen a su muerte en una tumba anónima. Sin embargo, alrededor de 561 sus reliquias fueron llevadas a Alejandría, donde fueron veneradas hasta alrededor del siglo XII, cuando fueron trasladadas a Constantinopla. La Orden de los Caballeros del Hospital de San Antonio, conocidos como Hospitalarios, fundada por esas fechas, se puso bajo su advocación. La iconografía lo refleja, representando a san Antonio con el hábito negro de los Hospitalarios y la tau o la cruz egipcia que vino a ser su emblema.
Tras la caída de Constantinopla, las reliquias de Antonio fueron llevadas a la provincia francesa del Delfinado, a una abadía que años después se hizo célebre bajo el nombre de Saint-Antoine-en-Viennois. La devoción por este santo llegó también a tierras valencianas, difundida por el obispo de Tortosa a principios del siglo XIV.
La orden de los antonianos se ha especializado desde el principio en la atención y cuidado de enfermos con dolencias contagiosas: peste, lepra, sarna, enfermedades venéreas y sobre todo el ergotismo, llamado también fuego de san Antón o fuego sacro o culebrilla. Se establecieron en varios puntos del Camino de Santiago, a las afueras de las ciudades, donde atendían a los peregrinos afectados.
El hábito de la orden es una túnica de sayal con capuchón y llevan siempre una cruz en forma de tau, como la de los templarios. Durante la Edad Media además tenían la costumbre de dejar sus cerdos sueltos por las calles para que la gente les alimentara. Su carne se destinaba a los hospitales o se vendía para recaudar dinero para la atención de los enfermos.
Existió otra antigua orden, llamada Orden de san Pablo y san Antonio Abad hasta los años 40 del siglo XX, de carácter semianacorético (con similitudes propias de los cartujos y los camaldulenses). Esta orden se dividió entre sus miembros, en la que algunos se integraron dentro del Carmelo Descalzo , en 1957, y los demás formaron la Congregación de Fossores de la Misericordia dedicada al cuidado de los cementerios. Existe una congregación posterior a esta orden, que ha tomado el mismo nombre, Congregación de ermitaños de san Pablo y san Antonio. Sus dos únicos monasterios están en la isla de Mallorca.
Iconografía
Artículo principal: Las tentaciones de San Antonio, por El Bosco.
Se representa a san Antonio Abad como un anciano con el hábito de la orden y con un cerdo a sus pies.
Muchos artistas han tomado este tema para sus obras; uno de los trabajos pictóricos más conocidos es el Tríptico de las tentaciones de san Antonio, pintada por Hieronymus Bosch, conservado en Lisboa. También lo representó en un cuadro en el Museo del Prado, Madrid.
En 1947, Diego Rivera pintó una obra también titulada Las tentaciones de San Antonio, al igual que Paul Cézanne y Jan Wellens de Cock, entre otros varios artistas.
También el famoso pintor español Salvador Dalí pintó un cuadro llamado La tentación de San Antonio, que marcaba su entrada a una nueva etapa de misticismo religioso.
En el transporte colectivo conocido como el Metro de Ciudad de México, en su línea 2, una estación fue nombrada "San Antonio Abad", y por consiguiente es identificada por un logotipo.
Festividades
Su fiesta se estableció el 17 de enero tras el traslado de sus reliquias al Delfinado.
En Arquillos, el patrón es san Antón.
En Jaén, En Arjonilla (Jaén)
Otra de las ciudades con más tradición en las lumbres de San Antón es Jódar
En Madrid se celebran desde muy antiguo las denominadas Vueltas de San Antón
En Níjar, (Provincia de Almería
En algunas localidades de la Alpujarra
han adquirido gran importancia en Torvizcón, situada en la Sierra de la Contraviesa.
En Trigueros (Huelva)
San Antón protagoniza la primera procesión del año en Málaga capital. La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Paso, Nuestra Señora de los Dolores y San Antonio Abad, tiene su sede en el barrio malagueño de Churriana. El día 16 de enero, víspera de su festividad tiene lugar la procesión. La comitiva parte de la Parroquia -consagrada en su honor- tras el pregón. La procesión recorre las calles del casco antiguo de Churriana, y en el transcurso del desfile se queman las tradicionales 'ruedas giratorias' de fuegos artificiales en cumplimiento de promesas. El 17 de enero, festividad de San Antonio Abad, la imagen del santo anacoreta está en besapiés durante todo el día. Por ser Patrón de los animales, se procede a las siete de la tarde, a la bendición de los mismos y después da comienzo una solemne función religiosa. En los días previos se organizan fiestas populares en el barrio. También en un barrio de La Orotava en Tenerife celebran a san Antonio Abad con una romería, feria de ganado y reparto de puchero canario. En municipios como Buenavista y La Matanza es venerado el santo y celebran sus fiestas principales.
En Mahón, Islas Baleares,
En la provincia de Ávila, en San Bartolomé de Pinares,
En la localidad Albaceteña de Chinchilla de Montearagón,.
La mitad de los pueblos de Aragón, así como las localidades del sur de Navarra, hacen algún tipo de celebración relacionada con el santo, aunque lo que predomina son las hogueras u hoguericas de San Antón, encendidas la noche anterior, siempre con gran espectación.
En algunos pueblos de Valencia
No sólo en España, sino también en América Latina, San Antonio adquirió una increíble fama. En muchos países de habla hispana existen calles, universidades, hospitales, hoteles, y localidades que honran a San Antonio Abad. En Egipto ha habido una nueva efervescencia monástica en torno a la figura de San Antonio Abad. En Norcia, Italia, existe un monasterio de monjas benedictinas bajo su patrocinio y en Humacao, Puerto Rico, hay una comunidad benedictina también bajo su patrocinio. La reforma del Carmelo de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz recurrió a los ermitaños y muy particularmente a la espiritualidad de San Antonio Abad para su reforma. A San Antonio se le atribuyen cartas y unos dichos, los cuales reflejan su paternidad (ser apa --en egipcio-- o abad en latín) sobre los ermitaños.
En el Principado de Andorra,
En la Rioja Baja también se celebra esta festividad, concretamente en la localidad de Alfaro.
En la Comunidad Extremeña, San Antón también es patrón de la villa de Brozas en la provincia de Cáceres.´
A continuación el resumen sobre Los Padres del Desierto:
Con la denominación Padres del desierto, Padres del yermo o Padres de la Tebaida se conoce, en el Cristianismo, a los monjes, eremitas y anacoretas que en el siglo IV tras la paz constantiniana abandonaron las ciudades del Imperio romano (y otras regiones vecinas) para ir a vivir en las soledades de los desiertos de Siria y Egipto. En la ascesis solitaria tales «padres» (en arameo sing.: abba) y «madres» (amma) buscaban lo que en griego se ha llamado hésykia, es decir una «paz interior» para posibilitar la re-unión o «unión mística» con Dios.