Estimado en Cristo CarlosFlores:
CarlosFlores escribió:Hermanos
Espero estén bien y que hayan pasado una bonita navidad, ...
Igualmente, aunque recordemos que aún estamos en la Infraoctava de Navidad y que el tiempo de Navidad se sigue extendiendo hasta la fiesta del Bautismo del Señor.
...mi pregunta es la siguiente:
pues vean El Apóstol San Pablo en una de sus Cartas a los Gálatas dice esto: "Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado" GALATAS 2: 16-17
Aca al parecer solo digo al parecer pone en segundo plano la obras de la ley... es decir obedecer la ley de Moises para poder ser justificado ante Dios
pero cristo señala San Mateo: "Pues les aseguro que mientras exitan cielo y tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni una letra, hasta que todo llegue a su cumplimiento. Por eso, el que no obedece uno de los mandamientos de la ley, aunque sea el más pequeño, ni enseña a la gente a obedecerlo, será considerado el mas pequeño en el reino de los cielos. Pero el que los obedece y enseña a otros a hacer lo mismo, será considerado grande el reino de los cielos" SAN MATEO 5:18-19
Entonces por que San Pablo dice que las leyes de Moises pasan a segundo plano si Jesucristo está diciendo todo lo contrario, por favor aclárenme hermanos esta duda.
No comprendo bien esto pues recien voy medio año en este camino a la vida eterna... Disculpen los errores ortográficos o de redacción
Att. Carlitos
Como bien lo señala el hermano Ivan, en estos pasajes NO hay contradicción; pues en realidad se enfocan en dos aspectos muy distintos del asunto.
Para apreciarlo bien, por favor fíjate en lo que dice Nuestro Señor respecto al que NO obedece los mandamientos de la Ley o no enseña a obedecerlos. NO dice: "de ningún modo se salvará", sino dice "será considerado el más pequeño en el Reino de los Cielos". Es decir SI es posible salvarse a pesar de no cumplir todos los Mandamientos; sin embargo eso no quiere decir que sea irrelevante entonces o secundaria la Voluntad de Dios expresada a través de los Mandamientos de la Ley de Moisés, porque ese que se llegue a salvar sin apreciarlos ni cumplirlos se salvará siendo el más pequeño, en cambio, de entre aquellos que se salvan, quien aprecie y cumpla tales Mandamientos se salvará siendo considerado grande en el Reino de los Cielos.
La confusión surge a raíz de la Reforma Protestante, donde los protestantes, abusando de lo que dice San Pablo, llegan a la falsa conclusión de que las obras son mayormente o hasta completamente irrelevantes, en lo que se ha conocido como la doctrina de la "sola fide". Esto, llevado al extremo, signifca que una persona puede ser completamente estéril en obras (p.ej. ser un indolente al que poco le importan los demás), pero tener mucha Fe en Cristo, Fe que le habría sido dada por Cristo mismo, y que dicha Fe sería completamente suficiente para la Salvación de la persona, sin que entonces la presencia o ausencia de obras pudiera importar en lo absoluto. Ante esta posición, sobre todo en sus formas extremas, la Iglesia Católica insistió siempre en la importancia de las obras, respecto a la que comentaremos en un momento; pero, por ahora, simplemente comentemos que esto llevó a los protestantes, e incluso a muchísimos católicos, a
erroneamente creer que la Iglesia Católica enseñaba que las obras eran las que podían justificarnos; que era necesario "portarse bien" para que, exclusivamente como PREMIO a ESE buen comportamiento surgido del esfuerzo de la persona por ser fiel y agradar a Dios, entonces Dios nos recompensaría nuestro gran esfuerzo con la Salvación. En el contexto de las disputas teológicas y políticas surgidas a raíz de la Reforma Protestante mucha gente exacerbó estas posiciones, de modo que, en la práctica, muchísima gente de ambos lados (católicos y protestantes) vivieron convencidos de las formas más equivocadas y extremas de estas posturas, y esto a pesar de que las posiciones teológicas formales de ambos lados al parecer jamás estuvieron tan separadas. Desafortunadamente, sin que existieran entonces los encuentros teológicos que existen hoy en día, y al poder ver cada parte simplemente las acciones del grueso de la gente del otro lado; ambas partes llegaron a convencerse de que la otra realmente sostenía a nivel teológico los errores más extremos. Por el contrario, al existir hoy los encuentros teológicos, ha sido posible que cada parte conozca el verdadero núcleo de la postura opuesta, habiéndose encontrado que, en realidad, si bien existe un énfasis en aspectos distintos y aún cierto nivel de discrepancia, en realidad las posturas entre los grupos protestantes más serios y la Iglesia Católica, son mucho más cercanas de lo que en algún tiempo se pensó.
La cuestión es que, en una recta teología, ciertamente la Salvación nos la Ofrece Dios de manera completamente Gratuita a través de la Gracia, Gracia por la cual nos otorga la Fe. Fe que nos hace gratos a Dios (por eso San Pablo dice que somos justificados gratuitamente por la Fe). Pero el punto es que alguien NO se vuelve grato a Dios por su linda cara, o, para el caso, por "su linda alma"; sino uno se vuelve grato a Dios porque se hace capaz de amar como Él Ama. Y ESO es lo que la Fe hace en nosotros. Por consiguiente, si no hay obras nacidas del amor, entonces es obvio que, pese a las declaraciones verbales o la convicción interna que la persona crea tener, en realidad NO HAY tal Fe y eso lo que indica a su vez es que la Gracia de la Justificación ha sido RECHAZADA por la persona; la que, por consecuencia, NO estaría en realidad en camino de Salvación.
Las obras, pues, NO SON la causa o el motivo de nuestra Salvación, sino LA CONSECUENCIA NECESARIA que DEMUESTRA que somos aptos para participar de la Vida Verdadera.
Lo que ocurre es que tener Fe es CREER en Cristo; pero se puede creer de manera meramente nominal, tan solo enunciando de manera lógica y externa lo que se dice creer; o bien, se puede creer con convicción profunda, REALMENTE aceptando la realidad de aquello que se afirma, lo que, por consiguiente, NO se deja en el mero terreno de las discusión teórica, sino que orienta la totalidad de la vida de la persona tanto en su pensamiento como en su acción.
Quien REALMENTE acepta en su corazón a Jesucristo como su Salvador, pues, POR FUERZA TIENE que hacer aquello que Cristo Pide y Enseña. Lo contrario sería como contratar a un guía para entrar en una caverna y decir que él es nuestro guía y que lo vamos a seguir, pero, a la hora de la verdad, ya dentro de la gruta, uno SIGUE diciendo que ese es el guía y que lo va a seguir, mientras que, EN LA REALIDAD, uno se mete por donde uno quiere ignorando olímpicamente al guía, sus consejos, advertencias o el camino que señala. Podrá uno estar legítimamente convencido de que trae al guía, podrá uno sentirse "muy seguro" por su presencia y hasta presumir lo precavido que fue uno al contratarlo; pero nada de eso evitará que pueda uno acabar perdiéndose o sufriendo un accidente a causa de ignorar las instrucciones de ese guía en quien tanto DICE uno confiar, pero que, en la realidad NO LO HACE.
Aceptar con convicción que el guía está a cargo y que la seguridad de uno depende de él, IMPLICA NECESARIAMENTE obedecer y seguir aquello que el guía pide y señala.
Por eso la insistencia de la Iglesia Católica en la importancia de las obras, NO porque de las obras se siga una especie de obligación de Dios de redimir al hombre que se ha portado bien, como algunos erroneamente lo siguen entendiendo. Sino porque las obras son el resultado necesario y natural de la Fe que auténticamente se ha recibido por la Gracia. Porque si la Fe nos hace gratos a Dios, eso es porque la Fe auténticamente aceptada nos hace amar. Dios NO ES como esos dioses paganos que nosotros nos inventábamos y que necesitaban de nuestros corazones o de nuestra adoración para ser felices. Dios NO necesita que nosotros digamos "si, creo en Tí" para conservar o aumentar su Eterna Felicidad. No, del tan solo enunciar "creo en Cristo" sin que eso se traduzca en amor, NADIE gana NADA. Al contrario, se puede incurrir en un mal ejemplo en el que muchos no crean por el mal testimonio de ese falso creyente. Por eso nos dice el mismo Cristo que no todo el que diga "Señor, Señor" se salvará. No, si Dios Quiere que creamos en Él, NO ES por Él Mismo, sino es por NOSOTROS, para que creyendo en Él aprendamos a seguirle, y siguiéndole aprendamos a amar y podamos entonces ser salvos por Su Gracia.
Pero, curiosamente tampoco la persona gana nada si hace obras desconectadas del Amor de Dios. Por eso dice San Pablo en su famoso Himno a la Caridad:
Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
I Corintios 13, 1-3
Y es que TODAS esas obras hechas sin el Amor de Cristo son como eso que denuncia el mismo Cristo:
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo.
Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
San Mateo 6, 1-2
Son simples actos de pseudo-heroismo que la persona hace con el solo fin egoista de ser admirada por los demás.
Pero el egoismo es el verdadero enemigo de la Salvación, porque a un egoista no se le pueden confiar los Bienes del Reino precisamente porque los usará de manera egoista sin importar el daño que se produzca a causa de ello. Por eso es necesario limitar y confinar al egoista en el Infierno: para que no pueda lastimarse y lastimar a otros mediante su egoismo.
Y entonces es por ello que, tanto quien hace muchas obras por un fin egoista, como quien clama tener mucha Fe, pero en la práctica persiste en su egoismo, en su empeño egoista ambos dan buena cuenta de su rechazo a la Gracia que Dios les concede para que superen ese egoismo y aprendan a Amar. Y, por consiguiente, ninguno de ellos, mientras persistan en ese egoismo, está en verdadero camino de Salvación.
Ahora bien, puede ocurrir que uno quiera entrar en la gruta con el guía y en verdad esté dispuesto a seguirle y obedecerle en lo que uno crea que es importante, pero no en cosas que uno considere menores y sin importancia: no asomarse por ahí, no tocar allá, etc. Ciertamente es arriesgado, porque el guía es el que sabe qué es importante y qué no. Y como algo que uno no considere tan importante puede en realidad no serlo tanto; como puede ocurrir que simplemente uno no entendiera PORQUÉ es importante, pero que en realidad lo fuese; y, al no obedecer, tenga uno consecuencias nefastas (p.ej. un resbalón al ir a asomarse por algún punto que lo ponga a uno en grave peligro). Sin embargo, si incidentalmente atina uno y no comete nada serio, bien puede ocurrir que salga uno bien librado. Pero entonces el guía no estará tranquilo de llevarlo a uno a cavernas de mayor grado de dificultad en la que la obediencia a cada detalle sea crítica, sino se limitará a llevarlo a uno a cavernas "seguras" de poco interés, donde realmente no le tenga que ordenar el guía a la persona nada importante y la persona pueda estar con mayor libertad.
Poco más o menos eso significa "ser el más pequeño en el Reino de los Cielos": no podrá uno recibir bienes tan grandes para evitar que se llegue al punto de que estos constituyan una tentación al uso egoista. En cambio, el que de muestras de fidelidad incondicional al haber aceptado profundamente a Dios como su Guía y Redentor, podrá recibir los bienes más grandes, los que usará para bien de todos en ese amor que ha aprendido a vivir como reflejo directo del Amor de Dios. Por eso señala Cristo esto que a primera vista parece sorprendente en la Parábola de los Talentos:
Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.
San Mateo 25, 28-29
Asi pues, lo que hace San Pablo NO ES poner en segundo plano a la Ley, sino poner como en quinto plano a las
obras de la Ley, es decir, a los esfuerzos puramente humanos por intentar cumplir los Mandatos de Dios; esfuerzos que surgen del interés egoista y convenenciero del hombre Y NO del Amor. En cambio, cuando dice que seremos justificados por la Fe en Cristo, implícitamente señala que en esa Fe en Cristo aprenderemos a obedecer esos Mandatos en su VERDADERA Esencia y Fundamento: en el Amor de Dios. Y ese hacernos capaces de amar, que NO lo hacemos nosotros mismos, sino que es Dios Quien arrancará nuestro egoista corazón de piedra y lo sustituirá por un corazón "de carne", es decir, un corazón capaz de sentir, compadecerse y amar, es lo que nos llevará a cumplir e invitar a otros a cumplir con perfección la Ley, expresión de la Voluntad Amorosa de Dios. De modo que por eso dice Cristo que quien cumpla la Ley y enseñe a cumplirla será grande, porque en ello dará buena cuenta del resultado perfecto que la Fe ha dado en su interior.
Que Dios te bendiga en la alegría del Nacimiento de Redentor.