por eduarod » Mié Oct 21, 2015 1:20 am
Estimado en Cristo Daniel:
Creo que comprendes más o menos bien las causas que impiden a una persona con la tendencia homosexual el vivir la paternidad espiritual propia del sacerdocio ministerial.
Sin embargo, parece claro que no comprendes qué puede tener que ver la tendencia con la posibilidad de abrazar la vida religiosa.
Al respecto, lo más importante es notar que la vida religiosa incluye, como uno de sus elementos fundamentales, la vivencia profunda y libre de los consejos evangélicos: pobreza, castidad y obediencia.
Así, respecto a la castidad NO se trata de una condición, digamos, accidental, como podría ocurrir con una soltería de quien nunca encontró a "la pareja ideal"; sino se trata de una condición expresa y libremente elegida para ser vivida de una manera y con un fruto concreto.
Eso es una muy buena parte del problema, porque en verdad cuando el homosexual católico se ve en la necesidad "impuesta externamente" (como opuesta a libre elección) de vivir el celibato, se ve en la tentación de entonces elegir la vida religiosa, que de suyo incluye aquello que tal persona se siente obligada a vivir de cualquier manera, como una manera "más completa" o "con más sentido" de vivir esa condición. Expresado así hasta parece algo correcto, pero si lo expresamos de manera alterna se puede ver de manera mucho más evidente el error implicado: la persona homosexual cree poder refugiarse en la vida consagrada para vivir y dar mayor sentido a aquello que se siente obligada a vivir.
Y es que lo primero que destaca en esto es la "resignación" con la que se acepta la condición y "se trata de sacarle jugo" a la condición. Pero tal resignación NO ES la libre elección EN FAVOR DEL EVANGELIO que la vida religiosa auténticamente implica y REQUIERE. No se quiere decir con ello que, por no ser completamente libre, el homosexual que optara por la vida religiosa lo haría entonces de una manera falsa que comprometiera la posibilidad de cumplir con las exigencias del celibato. No, ese NO ES el punto. El punto es que no es lo mismo vivir algo como obligado a hacerlo, que vivirlo libremente elegido POR AMOR.
Para ponerlo más claro: es como si una mujer desea fervientemente casarse y tener hijos pero, pasa el tiempo, pasa su edad fértil y nunca logra encontrar al hombre adecuado y termina por no ser -al menos desde el punto de vista humano- realizable su sueño de casarse y tener hijos. Y entonces esa mujer, desilusionada de no haber podido realizar ese sueño y auténticamente resignada (tal vez incluso sin amargura) a vivir una soltería que no buscaba ni quería, pero que se ve ahora obligada a vivir, pensara que, ya que no se casó, pues mejor "aprovecha" para optar por algo "más perfecto" e intenta entonces ingresar a un instituto de vida consagrada. En este caso en realidad tampoco la castidad se viviría como una entrega libremente elegida por amor, por lo que esa mujer TAMPOCO sería una adecuada candidata para la vida consagrada.
Por otra parte, los documentos de la Iglesia claramente hablan de la posibilidad de ser admitido si se ha superado la tendencia por más de 3 años.
No solo se entiende, sino se dice explícitamente que se trataría en tal caso de una tendencia producto de una inmadurez afectiva, por ejemplo, una adolescencia turbulenta no terminada, lo que habría dado lugar a la tendencia, de modo que, superada esa condición, habría sido superada la tendencia y la admisión sería posible.
El punto aquí consiste en entender la posibilidad de que la inmadurez afectiva no sea meramente producto de una "confusión de juventud"; sino sea causada precisamente por una inclinación anómala (la tendencia homosexual misma) que derive en dar una importancia exagerada y desproporcionada a la atracción física o aspectos semejantes. Esta tendencia en realidad ha demostrado centrar exageradamente a la persona en la propia tendencia, de manera que la persona NO se define a sí misma desde lo más profundo de su identidad y realidad como el ser humano (hombre o mujer) que es; sino se define y entiende a sí misma desde tal tendencia. Digamos que, como se siente diferente, en vez de ver lo que más profundamente es, la persona se identifica a sí misma y se entiende ella misma primariamente desde esa diferencia que en si misma percibe.
Esto viene a ser tal y como si un manco de nacimiento, en vez de identificarse primariamente como un ser humano con un problema, se identificara ante todo y por sobre todo como "un manco".
Podemos percibir con relativa facilidad el error que constituye que el manco se identifique como manco antes que como persona. Pero la realidad es que la mayor parte de la gente -incluyendo los mancos- que sufre una diferencia anómala, SI tiende a identificarse a partir de esa diferencia la que de manera efectiva pasa a ocupar un sitio central en su vida.
Y esa es la desviación afectiva que, por lo general, afecta a las personas de tendencia homosexual.
Por supuesto que el identificarse como persona antes que como manco no hará que al manco le crezca una mano, justo como es muy posible que a muchas personas de tendencia homosexual el identificarse como personas antes que como homosexuales NO hará que mágicamente sus atracciones, afinidades y pasiones cambien a algo "más normal". El punto no es ese, sino el punto es que si se le da ese lugar central a esa diferencia, la diferencia entonces pasa a definir y condicionar a la persona, impidiéndole muchas cosas. En cambio, si la diferencia se asume en su realidad y alcance objetivos, entonces se llega a percibir como el elemento accidental que realmente es y que NO DEFINE la naturaleza profunda de la persona.
Si la persona de tendencia homosexual logra eso, entonces con ello logrará auténticamente trascender esas limitaciones naturales que su condición tiende a generar; y podrá adquirir una AUTÉNTICA afectividad ordenada que le capacite a realmente amar de manera conforme a los consejos evangélicos. NO es que esa persona se pueda identificar entonces como "heterosexual" por haber cambiado sus inclinaciones. Sino que esas inclinaciones se han vuelto mucho menos importantes al punto de ya no poder afectar o condicionar su afectividad en ningún sentido. Sería de algún modo entonces ya también erróneo hablar de esa persona como un "homosexual", porque en verdad su afectividad YA NO estaría centrada en esa afinidad o atracción por personas de su propio sexo (o, para el caso, tampoco por las del otro sexo), sino su afectividad estaría COMPLETAMENTE centrada en esa entrega de su propio ser hacia los demás en el Amor de Cristo.
Lograr esto último de manera perfecta es casi imposible, y, por consiguiente, es muy posible que incluso avances significativos en ello serían insuficientes para permitir la admisión al sacerdocio ministerial; y, sin embargo, SI podrían ser suficientes para permitir algún nivel de admisión a un instituto de vida consagrada.
A la luz de lo anterior, ese deseo que manifiestas de apartarte del mundo puede ser en verdad un signo de esa afectividad desordenada de la que venimos hablando. En tu caso se debería al menos sospechar que ese deseo este profundamente motivado por una tendencia a querer huir de un mundo en el que no crees poderte sentir como un "miembro normal". Si te fijas existe una cierta oposición natural entre ese vivir aislado y esa afectividad ordenada en función de entregarse continuamente a los demás en el Amor de Cristo. De hecho esa es una tentación natural en la vida retirada de la que se deben cuidar mucho aquellos que optan por este tipo de vida. Al respecto siempre viene muy al caso recordar cómo Santa Teresita llegó a ser patrona de los misioneros encerrada en su convento.
La vida cristiana en el retiro NUNCA debe excluir la entrega a los demás en el Amor de Cristo; pero, en cambio, la vida en el retiro, SI puede servir como pretexto para aislarse y apartarse de los demás para alguien que puede tener algún motivo o tendencia a hacerlo. Por lo que precisamente NO se puede favorecer e incluso se debe impedir que alguien que tenga esa tendencia o motivo opte por ese estilo de vida, porque la tentación de vivirla en un contexto incorrecto sería demasiado grande y lo más probable es que se acabe perjudicando a la persona en vez de ayudarle a vivir una vida más santa y perfecta.
Espero que estas reflexiones te sean de ayuda.
Que Dios te bendiga.