LUNES 4 DE ABRIL
LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
-Solemnidad-
ANTÍFONA DE ENTRADA (Heb 10, 5.7) Cuando Jesús vino al mundo, dijo: Padre mío, he venido para cumplir tu voluntad. Aleluya.┼ 690Se dice Gloria
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que quisiste que tu Hijo, al encarnarse en el seno de la Virgen María, participara en toda nuestra condición humana, concede a quienes lo reconocemos como Dios y hombre verdadero, participar, por medio de la gracia, de su vida divina. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura del libro del profeta Isaías: 7, 10-14 En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: "Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo o de arriba, en lo alto". Contestó Ajaz: "No la pediré. No tentaré al Señor". Entonces dijo Isaías: "Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Del salmo 39 R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Aleluya.
Sacrificios, Señor, tú no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije: "Aquí estoy". R/.
En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R/.
He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R/.
No callé tu justicia, antes bien, proclamé tu lealtad y tu auxilio. Tu amor y tu lealtad no los he ocultado a la gran asamblea. R/.
Lectura de la carta a los hebreos: 10, 4-10Hermanos: Es imposible que la sangre de toros y machos cabríos pueda borrar los pecados. Por eso, al entrar al mundo, Cristo dijo conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado. Entonces dije -porque a mí se refiere la Escritura-: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para cumplir tu voluntad". Comienza por decir: No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado -siendo así que es lo que pedía la ley-; y luego añade: Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad. Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. ACLAMACIÓN (Jn 1, 14) R/. Aleluya, aleluya.
Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros y hemos visto su gloria. R/.
Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Lucas: 1, 26-38 En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrá por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin". María le dijo entonces al ángel: "¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?". El ángel le contestó: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios". María contestó: "Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho". Y el ángel se retiró de su presencia.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Se dice Credo: A las palabras del Credo "y por obra...." se hace genuflexión. ORACIÓN DE LOS FIELES
Al celebrar hoy el inicio de la salvación del linaje humano, oremos, hermanos. (Respondemos a cada petición: R/. Por tu encarnación, escúchanos, Señor).Para que el Hijo de Dios, que se hizo hombre en el seno de una virgen humilde y obediente, conceda a los fieles imitar a aquella que complació con su humildad al Señor y a nosotros nos ayudó con su obediencia, roguemos al Señor. R/.
Para que el Verbo de Dios, que, al hacerse hombre en el seno de María, cumplió las antiguas profecías, realice también, con su encarnación, los anhelos y esperanzas de los pueblos que aún ignoran la presencia de Dios en el mundo, roguemos al Señor. R/.
Para que el que enaltece a los humildes y colma de bienes a los hambrientos dé fuerza a los decaídos, consuele a los tristes y conceda su ayuda a todos los que sufren, roguemos al Señor. R/.
Para que el que miró la humillación de María, su sierva, ponga también sus ojos en nuestra debilidad y haga obras grandes en nosotros, roguemos al Señor. R/.
Dios nuestro, que escogiste a santa María Virgen como Madre del Salvador, escucha las oraciones de tu Iglesia y haz que, siguiendo el ejemplo de santa María y poniendo en ti toda nuestra esperanza, obtengamos en abundancia los bienes que te hemos pedido. Por Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
LITURGIA EUCARÍSTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, con bondad, los dones de tu Iglesia, que reconoce haber tenido su origen en la encarnación de tu Hijo, y concédele celebrar llena de gozo este memorial de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO DE LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOREn verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. A quien primero acogió la Virgen santísima por la fe cuando el ángel le anunció que por obra del Espíritu Santo, habría de nacer entre los hombres, para que los hombres se salvaran, y a quien luego llevó, llena de amor, en sus purísimas entrañas. Así la verdad divina colmaba las promesas hechas a Israel y comenzaba a ser realidad la expectación de todos los pueblos. Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo...
PLEGARIA EUCARÍSTICA I O CANÓN ROMANOPadre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas estos † dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecemos, ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa Francisco, con nuestro Obispo N., y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica. Acuérdate, Señor, de tus hijos N. y N. Y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza, a ti, eterno Dios, vivo y verdadero. Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo, san José; la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés, [Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo: Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián,] y la de todos los santos; por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección. [Por Cristo, nuestro Señor. Amén]. Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa, que te presentamos; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos. [Por Cristo, nuestro Señor. Amén]. Bendice y santifica, oh Padre, esta ofrenda, haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti, de manera que sea para nosotros Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor. Él mismo, la víspera de su pasión, tomó el pan en sus santas y venerables manos, y, elevando los ojos al cielo, hacia ti, Dios Padre suyo todopoderoso, dando gracias, te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
«Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros». Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos, diciendo:
«Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía». Cristo se entregó por nosotros. Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor. Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de la gloria y majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación. Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abraham, nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec. Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos de tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo al participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia y bendición. Acuérdate también, Señor, de tus hijos N., y N., que nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del consuelo, de la luz y de la paz. Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiamos en tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires: Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé [Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia] y de todos los santos; y acéptanos en su compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad. Por Cristo, Señor nuestro, por quien sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Is 7, 14) He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un Hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. Aleluya. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Por medio de esta comunión, fortalece, Señor, nuestra fe y esperanza en Jesucristo, Dios y hombre verdadero, concebido en el seno de la Virgen María, y, por su gloriosa resurrección, condúcenos a la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR: Del latín eclesiástico, annuntiatio, "anunciar, notificar". Este hecho se narra en el Evangelio de Lucas (1, 26-38). Asimismo, el Catecismo de la Iglesia Católica (párrafo 484) indica: "La Anunciación a María inaugura la plenitud de los tiempos (Gál 4, 4); es decir, el cumplimiento de las promesas y de los preparativos. María es invitada a concebir a aquél en quien habitará corporalmente la plenitud de la divinidad (Col 2, 9). La respuesta divina a su interrogante ¿"Como será esto, puesto que no conozco varón"? .Se dio mediante el poder del Espíritu: El Espíritu Santo vendrá sobre ti. Esta solemnidad se celebraba en Oriente desde el siglo V como fiesta de la Concepción de Cristo. Sergio la promovió en Occidente en el siglo VII. Las reformas litúrgicas a partir del Concilio Vaticano II (Lumen gentium 56), le han reconocido su carácter cristológico. La celebramos con nueve meses de antelación a la Natividad. Iconografia: es variada, entre otras: María escucha con atención al arcángel Gabriel, en tanto una paloma (Espíritu Santo) parece flotar cerca de su cabeza.