VIERNES 3 DE JUNIO
EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
-Solemnidad-
ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 32, 11.19) Los proyectos de su corazón subsisten de edad en edad, para librar de la muerte la vida de sus fieles y reanimarlos en tiempo de hambre. ┼ 1675
Se dice Gloria
ORACIÓN COLECTA
Al celebrarse hoy la solemnidad del Corazón de Jesús, en la que recordamos el inmenso amor de tu Hijo hacia nosotros, te suplicamos, Padre todopoderoso, que nos concedas alcanzar de esa fuente inagotable la abundancia de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura del libro del profeta Ezequiel: 34, 11-16 Esto dice el Señor Dios: "Yo mismo iré a buscar a mis ovejas y velaré por ellas. Así como un pastor vela por su rebaño cuando las ovejas se encuentran dispersas, así velaré yo por mis ovejas e iré por ellas a todos los lugares por donde se dispersaron un día de niebla y de oscuridad. Las sacaré de en medio de los pueblos, las congregaré de entre las naciones, las traeré a su tierra y las apacentaré por los montes de Israel, por las cañadas y por los poblados del país. Las apacentaré en pastizales escogidos, y en lo alto de los montes de Israel tendrán su aprisco; allí reposarán en buenos prados, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de Israel. Yo mismo apacentaré a mis ovejas; yo mismo las haré reposar, dice el Señor Dios. Buscaré a la oveja perdida y haré volver a la descarriada; curaré a la herida, robusteceré a la débil, y a la que está gorda y fuerte, la cuidaré. Yo las apacentaré en la justicia".
Palabra de Dios. Te alabamos Señor.Del salmo 22 R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. R/.
Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad. R/.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin termino. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 5, 5-11 Hermanos: Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado. En efecto, cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado. Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros, cuando aún éramos pecadores. Con mayor razón, ahora que ya hemos sido justificados por su sangre, seremos salvados por el del castigo final. Porque, si cuando éramos enemigos de Dios fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo, con mucho más razón, estando ya reconciliados, recibiremos la salvación participando de la vida de su Hijo. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.
Palabra de Dios. Te alabamos Señor.ACLAMACIÓN (Jn 10, 14) R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor, yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. R/.
Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Lucas: 15, 3-7 En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y a los escribas esta parábola: "¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos vecinos y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido'. Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentirse".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Se dice Credo
ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos, hermanos, al Señor, nuestro Dios, que reveló en la zarza, su majestad, en el fuego y la tempestad, y su amor en su Hijo Jesucristo, y pidámosle por las necesidades de todos los hombres. (Respondemos a cada petición: R/. Tú que eres manso de corazón, escúchanos, Señor).Para que el Señor purifique y santifique sin cesar a su Iglesia con el agua y la sangre que brotaron de su corazón, roguemos al Señor. R/.
Para que el Señor, rey y centro de todos los corazones, atraiga a sí a los que aún lo desconocen y a los que, habiendo experimentado su amor, se han alejado de él, roguemos al Señor. R/.
Para que Cristo alivie con su amor los sufrimientos de quienes han experimentado la decepción de los amores humanos y de los que se sienten rechazados o traicionados en el amor, roguemos al Señor. R/.
Para que Dios conceda encontrar descanso en el corazón de su Hijo, abierto por la lanza del soldado, roguemos al Señor. R/.
Dios nuestro, pastor bueno, que manifiestas tu omnipotencia perdonando y compadeciéndote, reúne a los pueblos que se desperdigaron en el día de los nubarrones y de la oscuridad y renuévalos con la fuerza de aquel amor que brota del corazón de tu Hijo, para que sea grande la alegría y la fiesta en la asamblea de tus elegidos. Por Jesucristo, nuestro Señor.LITURGIA EUCARÍSTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Ten en cuenta, Señor, el inefable amor del corazón de tu Hijo, para que este don que te ofrecemos, sea agradable a tus ojos y sirva como expiación de nuestros pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚSEn verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. El cual, con inmenso amor, se entregó por nosotros en la cruz, e hizo salir sangre y agua de su costado herido, de donde habrían de brotar los sacramentos de la Iglesia, para que todos, atraídos hacia el corazón abierto del salvador, pudieran beber siempre, con gozo, de la fuente de la salvación. Por eso, con los ángeles y con todos los santos te alabamos, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…
PLEGARIA EUCARÍSTICA I O CANÓN ROMANOPadre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas estos † dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecemos, ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa Francisco, con nuestro Obispo N., y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica. Acuérdate, Señor, de tus hijos N. y N. Y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza, a ti, eterno Dios, vivo y verdadero. Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo, san José; la de los santos apóstoles y mártires; Pedro y Pablo, Andrés, [Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo: Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián,] y la de todos los santos; por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección. [Por Cristo, nuestro Señor. Amén]. Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa, que te presentamos; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos. [Por Cristo, nuestro Señor. Amén]. Bendice y santifica, oh Padre, esta ofrenda, haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti, de manera que sea para nosotros Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor. Él mismo, la víspera de su pasión, tomó el pan en sus santas y venerables manos, y, elevando los ojos al cielo, hacia ti, Dios Padre suyo todopoderoso, dando gracias, te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
«Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros». Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos, diciendo:
«Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía». Éste es el sacramento de nuestra fe. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de la gloria y majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación. Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abraham, nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec. Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos de tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo al participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia y bendición. Acuérdate también, Señor, de tus hijos N., y N., que nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del consuelo, de la luz y de la paz. Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiamos en tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires; Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé [Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia,] y de todos los santos; y acéptanos en su compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad. Por Cristo, Señor nuestro, por quien sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 7, 37-38)Dice el Señor: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. De aquel que cree en mí, brotarán ríos de agua viva.ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que este sacramento de caridad nos haga arder en un santo amor que, atrayéndonos siempre hacia tu Hijo, nos enseñe a reconocerlo en cada uno de nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: en sentido figurado: centro, ánimo, amor, valor, y del hebreo Yehoshuáh, Josué= Jesús, "Dios salva" (siglo XVII). Su Santidad Benedicto XVI, en su encíclica Dios es amor (25 de diciembre de 2005), párrafo 12, indica: “... Poner la mirada en el costado traspasado de Cristo, del que habla Juan (cfr. 19, 37), ayuda a comprender lo que ha sido el punto de partida de esta carta encíclica: Dios es amor (1 Jn 4, 8). Es allí, en la cruz, donde puede contemplarse esta verdad. Y a partir de allí se debe definir ahora qué es el amor. Y, desde esa mirada, el cristiano encuentra la orientación de su vivir y de su amar". Recordamos que en el siglo XVI las doctrinas protestantes de Juan Calvino (1509-1564) y de Cornelio Jansen (1585-1638) habían distorsionado el cristianismo, atemorizando a parte de la humanidad. En aquella época la Iglesia enfrentó esos errores dando como testimonio el amor infinito de Cristo con su sacrificio en la cruz, por todos los hombres. Pasado el tiempo, la institución de la fiesta del Sagrado Corazón contribuyó a contrarrestar las falsas teorías de ambos reformadores protestantes y a difundir la devoción que hasta nuestros días se le profesa. San Juan de Eudes (19 de agosto) le compuso un primer oficio y misa; pero es en el año 1675, después de ocurrir las apariciones de Nuestro Señor a santa Margarita María Alacoque (16 de octubre), cuando se establece esta celebración. En 1856, el beato Pío IX -1846-1878- (7 de febrero) la propagó a la Iglesia universal y en 1928 Pío XI (1922-1939) le otorgó el rango de solemnidad. Iconografía: en la aparición a santa Margarita, Jesús, de pie con túnica blanca, manto rojo, con heridas en pies y manos, muestra en el pecho su corazón rodeado por llamas de su divino amor y coronado por espinas de dolor, a la vez que expresa: "He aquí el corazón que tanto ha amado a los hombres". Jesús nos ama y quiere que cada uno lleguemos a su gloria, conservándonos libres de pecado y cuando pasemos por difíciles problemas oremos diciendo: "¡Sagrado Corazón de Jesús, en ti confió!".