1.- ¿Cuál es el principal objetivo de la apologética, dialogo interreligioso y ecumenismo? ¿Cual es el fundamento bíblico de la apologética?
Ser guía, enseñar, exhortar, a otros que no sean tan doctos con el fin de que ninguno se desvíe del camino verdadero que es Jesucristo. Para ello el católico debe poseer una serie de medios no solamente de conocimientos, de nada te sirve saber mucho si no sabes enseñarlo, como predicarlo... Es por eso que es necesario conocer los "Medios de diálogo, medios de defensa y exposición de la sana doctrina". Se clasifican en tres:
APOLOGÉTICA O DEFENSA DE LA FE.
ECUMENISMO.
DIÁLOGO INTERRELIGIOSO.
Defender el evangelio, dar razones de la esperanza, discutir con otras personas sobre la fe, eso es la esencia de la apologética. Nos enseñan a todo católico saber discutir con otra persona sobre su fe, defenderla, y dar razones de porqué lo cree.
La sagrada escritura nos habla sobre este tema:
1PE 3:15 - HECHOS22:1 - Filipenses1:16 - HECHOS17:2-3
"¡No tengáis miedo!", Mateo 14:27
Son la base de la apologética y el diálogo, evitando el miedo de defender nuestras creencias, no acobardarnos porque no sepamos algo, para ello debemos estudiar más, tener mayor conocimiento de nuestra fe, más cerca de cristo estaremos y el miedo se alejará de casa. Pablo discutió con judíos y griegos sobre la fe. Este es el nacimiento del diálogo interreligioso Hechos 9:22 - Hechos 13:5 - Hechos 14:1 - Hechos 19:10. Ecumenismo, valen para el ecumenismo pues los Apóstoles predicaron a todos, Judíos, Griegos, Paganos, etcétera. Desde aquel día memorable de la Pascua en que Jesús llamó a la unidad (Juan 17:21) De unidad la batalla del enemigo de Dios comenzó. El terreno es la unidad de los cristianos. Esta unidad es la señal para que los hombre crean en Jesús, por eso desde los primeros tiempos comenzó la lucha hasta el lastimoso estado de la cristiandad de hoy, no sólo dividida si no militante en unos contra otros y todos bajo el nombre de cristianos. Tenemos que dejar bien en claro que quién divide es el demonio y quién se ocupa de dividir hace la obra del maligno, esa es la labor del enemigo de dios. "Dividir, destruir, robar" Nuestra iglesia católica en dos mil años de historia ¿Cuándo comenzó la división de la iglesia? Se cree en el siglo XI con el cisma entre Oriente y Occidente, pero realmente fue mucho antes. Ignacio de Antioquia, Obispo de esa cuidad escribía en el año 107 de nuestra era a la comunidad cristiana de Trales.
2.- ¿Cuáles son las principales bases bíblicas de la unidad y de las divisiones? ¿cuales fueron las primeras sectas cristianas?
Las Escrituras son muy claras respeto a la unidad de los cristianos. Que todos sean uno: como tú Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Juan 17:21.
Hechos.4:32. Efesios 4:3-5 - Filipenses1:27 - Filipenses 2:2 - 1Cor 1:10 - Mateo 12:25 - Tito 3:10 - Judas 1:19 - Salmo 127:1.
Las primeras sectas cristianas:
-judaizantes,judíos convertidos, al Evangelio, que un judío no se tenía que someter a las leyes de la Torah Judía al igual que la circuncisión, y al sábado, los hechos de los apóstoles nos hablan de esto, la epístolas de San Pablo. (Los llamados judíos por Jesús)
Ebionitas: sostenían que Jesús era un Hombre común con dones proféticos, que era hijo natural de José y María que se alejó para no sufrir y que Jesús fue quien padeció la cruz sobrevivieron hasta el siglo IV.
Gnosticismo: Herejìa del primer y segundo siglo que amenazó la iglesia sobre todo en al cultura griega. Fue una combinación de religiones mistéricas y oculista, conceptos paganos, griegos, conceptos esotéricos egipcios y magia persa entre otros. Todo esto combinado con conceptos y fórmulas cristianas
Marcionismo: Habla de un Dios malo y un Dios bueno. Fue hijo de un Obispo de Ponto sobre el año 138 d.C (Los pentecontales liberales aceptan esta doctrina en grupos de Estados Unidos, Miami
Montanismo: Siglo II. Movimiento que dividió a la iglesia, su fundador Montano en Frigia (Asía menor) Estos llamaban a los Cristianos a un avivamiento de estilo profético de la primera iglesia y la venida del Jesús que restablece la nueva Jerusalén. Tenían el don de lenguas. Son antecesores de algunos movimientos pentecostales actuales.
Controversia sobre la Pascua: Dividió a la iglesia en el siglo II ¿Qué día se debe celebrar la Pascua? La iglesia del Asia (sobre todo Asia menor) la celebraban coincidiendo con la Pascua Judía que cae en cualquier día de la semana. Otras iglesias, incluyendo la iglesia de Roma, la celebraba fija en el día del domingo. El papa Victor, Obispo de Roma puso fin a esto el la última década del segundo siglo.
Novacianos y donatistas: Este cisma, surge en el siglo III. Fue el descontento por la relajación de la prácticas morales de los cristianos y por el tratamiento que se le daba a los que negaban la fe en tiempos de persecución. Los que por debilidad apostataban de la fe en tiempos de persecución eran readmitidos a la comunión después de hacer largos tiempos de penitencias, consiguiendo una carta, que se pedía a una persona que iba a ser martirizada por su fe en Jesús, el penitente iba y le pedía esta carta y la asamblea, en atención a los sufrimientos de este mártir aceptaba al penitente. Esto dio lugar a la oración de petición a los santos. En la despiadada persecución Diocleciano en África del Norte en el año 311, la iglesia de cartago eligió como legitimo Obispo a uno que se sospechaba apostasía, durante la gran persecución sus oponentes escogieron a un Obispo que fue sucedido por Donato, estos se concideraban la verdadera iglesia católica y proponían que después del bautismo no había perdón para los pecados. Como conclusión de esto se le agregó al Credo de la iglesia de Roma "Creo en el perdón de los pecados".
3.-Resume las enseñanzas de el Magisterio de la Iglesia sobre la apologética, dialogo interreligioso y Ecumenismo.¿Son las sectas protestantes Iglesias? ¿Se puede llamar a la Iglesia Ortodoxa Iglesia?
Como veremos en el tema del protestantismo esa casa-sectas e iglesias cristianas no catòlicas- no edifico el Señor....por lo que el trabajo de los protestantes es vano (sobretodo por que los catòlicos ya se estàn formando en la fe).
Enseñar la fe y evangelizar significa proclamar al mundo una verdad absoluta y universal;pero debemo hablar de un modo apropiado y coherente, que permita a la gente acoger dicha verdad. Pablo VI. Cuatro cualidades: perspicuitas, lenitas, fiducìa, y prudentia, es decir, claridad, mansedumbre,confianza y prudencia,cf. Ecclesiam suam, 75.
Hablar con claridad, explicar, de manera comprensible; la verdad de la Revelaciòn y la enseñanzas de la Iglesia, no sòlo repetir, sino explicar una nueva apologètica, a las exigencias actuales, no consiste en imponer nuestra razòn, sino conquistar alamas, no en discuciones ideologicas, sino defender y promover el Evangelio, aminada por el espirìti de la mansedumbre, la humildad compasiva. Jn 8,32.nunca perder de vista el Evangelio de Jesucristo, por ùltimo la prudencia, degfine a la sabidurìa pràctica y buensentido, que San Gregorio Magno, considera la virtud de los valientes, significa que debemos dar una rspuesta concreta a ala gente que pregunta: ¿que debemos hacer?. Lc.3.10.12.14. El Papa Pablo VI. Concluyò afirmando que hablar con perspicuitas, lenitas, fiducia y prudentia, "nos harà discreto. Nos harà maestros. Ecclesiam suam. 77.
El Concilio Vaticano II En su decreto Unitatis Redintegratio, define al ecumenismo como el movimiento impulado por el Espirìtu Santo para restaurar la unidad de los cristianos,.Exhorta tambièn a todos los fieles catòlicosa que reconociendo los signos de los tiempos, cooperen diligentemente en la empresa ecumènica. Establece por medio de la iglesia catòlica que es el auxilio general de la salvaciòn, creemos que el Señor entregò todos los bienes de la nueva alianzaa un colegio apostòlic, a saber, el que preside Pedro, para constituir un solo Cuerpo de Cristo, en la tierra, al que tienen que incorporarse totalmente todos los que de alguna manerapertenecen ya al Pueblo de Dios.
ut unum sint, entendimiento entre las distintas confesiones, buscar la unidad, que se encuentran alejados de la iglesia catòlica, a plenitud de la fe. El Ecumenismo no se aplica a las sectas, no son cristianos, no profesan la fe trinitaria.
La enseñanza de lo que es la Iglesia y lo que son grupos religiosos,( muchos iglesias protestantes no son verdaderas iglesias): "SÌ LA IGLESIA ORTODOXA ES IGLESIA". NOS SEPERA UN CISMA POLITICO Y ALGUNOS DOGMAS. PERO EXITE PLENA COMUNIÒN Y SUCESIÒN APOSTÒLICA,. SIN INTERRUPCIÒN Y DEL APOSTOL SAN ANDRES. ES UNA IGLESIA DE EUCARISTÌA Y COMUNIÒN EPISCOPAL.. SACERDOTAL. DIACONAl Y SE HA MANTENIDO SIN NINGUNA DESVIASIÒN DURANTE LOS AÑOS DE LA FE EN LA RECTA DOCTRINA.POR EL BAUSTIMO. NO HA PÈRDIDO EL EPISCOPADO. NI LA EUCARISTÌA. NI LOS SACRAMENTOS. TAMBIÈN TENEMOS LA DECARACIÒN DOMINUS IESUS.
LAS DIVERSAS RELIGIONES NO CRISTIANAS. NO RECHAZA DE ESTA IGLESIAS LO QUE HAY DE SANTO Y VERDADERO. NO POCAS VECES REFLEJAN EL DESTELLO DE LA VERDAD QUE ILUMINA. CRISTO QUE ES EL CAMINO. LA VERDAD. Y LA VIDA. JN. 14.6.
4.-¿Qué nos enseña el documento de Aparecida? ¿Que nos enseña el Papa San Juan Pablo II en su exhortación apostolica en Oceania sobre la Apologética? ¿Cual es la misión de los laicos según las enseñanzas de Pablo VI y Juan Pablo II?
Hola damos comienzo con el extracto de la Aparecida, proyecto operativo-propuesta provocación. donde se da una breve explicación, destaca el problema de las sectas el proselitismo,análisis de la relación eclesial, también llama al discipulado y la misión, de Cristo, para afrontar, confianza total en Dios apertura a la verdad, no presentar una realidad como es...fortalecer la fe del católico...se habla de la necesidad de la apologética renovada y para lograr vivirlas en la catequesis, y una atención personalizada a cada católico osea aumentar el número de los agentes de pastoral,dar mucha importancia al diaconado permanente, que sea también la biblia para todos en textos básico, trabajar en las mas en la iglesia, en la investigación, en algo serio, a nivel de iglesia, en el papa, obispo, sacerdotes, diáconos, hay un derecho de defender a los laicos, método de juzgar y actuar. como estatuto jurídico de proteger al laicado, osea los ministros laicos.
https://www.youtube.com/watch?v=OJEJ5PhZMz0#t=70“Hoy se hace necesario rehabilitar la auténtica apologética que hacían los Padres de la Iglesia como explicación de la Fe. Implica, más bien, la capacidad de decir lo que está en nuestras mentes y corazones de forma clara y convincente”
***El Papa San Juan Pablo II, nos enseña que la Iglesia debe promover en todos los ámbitos de su enseñanza, una apología encaminada a afirmar la verdad de la revelación cristiana; la armonía entre fe y razón y una sana comprensión de la libertad. Es decir, el Evangelio debe ser predicado como modo de vida integral.
***La misión de los laicos según las enseñanzas de Pablo VI consiste en conquistar almas y no debemos entrar en discusiones ideológicas sino defender y promover el Evangelio.
No apresurarnos en ver en los demás mala fe o mala voluntad, pero tampoco vamos a ceder a una interpretación sentimental del amor y compasión de Cristo separada de la verdad, sino que insistirá en que el amor y la compasión verdaderos son exigencias radicales.
El Papa Juan Pablo II, dice los laicos ejercitan su apostolado tanto en el mundo como en la Iglesia.
El laico debe comportarse siempre en ambos ordenes tanto de fiel como ciudadano con una conciencia catòlica de testimonio.
Papa San Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica en Oceania sobre la Apologética
El ecumenismo necesita diferenciarse de la aproximación eclesial a grupos o movimientos religiosos fundamentalistas, algunos de los cuales son de inspiración cristiana. En algunas zonas de misión, preocupan a los obispos los efectos que dichos grupos o sectas están produciendo en la comunidad católica. Algunos de ellos basan sus ideas en una lectura de la Escritura que emplea con frecuencia imágenes apocalípticas, amenazas de un futuro lóbrego para el mundo y promesas de recompensas económicas para sus seguidores. Mientras que algunos de estos grupos resultan abiertamente hostiles a la Iglesia, otros desearían implicarse en el diálogo. En las sociedades más desarrolladas y secularizadas se da un creciente recelo hacia grupos cristianos fundamentalistas que atraen a los jóvenes lejos de la Iglesia e incluso de sus familias. Muchos movimientos variados ofrecen una especie de espiritualidad como presunto remedio a los efectos perjudiciales de una cultura tecnológica alienante, contra la cual las personas se sienten con frecuencia inermes. La presencia y la actividad de estos grupos y movimientos retan a la Iglesia a revitalizar su enfoque pastoral y a ser más acogedora para con los jóvenes y para quienes se encuentran en grave necesidad espiritual o material[88]. Además, se trata de una situación que requiere una mejor catequesis bíblica y sacramental y una formación espiritual y litúrgica adecuada. También se precisa una nueva apologética, conforme a la enseñanza de San Pedro de estar «siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere» (1 P 3, 15). Así los fieles confiarán más en su propia fe católica y quedarán menos expuestos a los halagos de estos grupos y movimientos, que a menudo acaban dando lo contrario de lo que prometían.
La misión de los laicos según las enseñanzas de Pablo VI y Juan Pablo II
PABLO VI
Enseñar la fe y evangelizar significa proclamar al mundo una verdad absoluta y universal; pero debemos hablar de un modo apropiado y coherente, que permita a la gente acoger dicha verdad. Reflexionando sobre lo que eso implica, Pablo VI especificó estas cuatro cualidades: perspicuitas, lenitas, fiducia y prudentia, es decir, claridad, mansedumbre, confianza y prudencia (cf. Ecclesiam suam, 75). El Papa Pablo VI concluyó afirmando que hablar con perspicuitas, lenitas, fiducia y prudentia, "nos hará discretos. Nos hará maestros" (Ecclesiam suam, 77). La obra de la redención de Cristo, que de suyo tiende a salvar a los hombres, comprende también la restauración incluso de todo el orden temporal. Por tanto, la misión de la Iglesia no es sólo anunciar el mensaje de Cristo y su gracia a los hombres, sino también el impregnar y perfeccionar todo el orden temporal con el espíritu evangélico. El laico, que es a un tiempo fiel y ciudadano, debe comportarse siempre en ambos órdenes con una conciencia cristiana.
JUAN PABLO II
Esta contribución de los seglares, por la cual hemos de estar reconocidos al Señor, constituye al mismo tiempo un reto a nuestra responsabilidad de Pastores. En efecto, esos catequistas seglares deben recibir una formación esmerada para lo que es, si no un ministerio formalmente instituido, si al menos una función de altísimo relieve en la Iglesia. Ahora bien, esa formación nos invita a organizar Centros e Institutos idóneos, sobre los que los Obispos mantendrán una atención constante. Es un campo en el que una colaboración diocesana, interdiocesana e incluso nacional se revela fecunda y fructuosa.
5.-¿Qué pensaban los padres de la Iglesia sobre la Unidad de la Iglesia y los cismas? Señala algunas citas patrísticas sobre el tema.
SAN CLEMENTE ROMANO
Haciendo alusión a los desórdenes que reinan en Corinto y recordando la necesidad de someterse al orden establecido por Dios en todas las cosas, pero principalmente en su Iglesia, "es preciso, dice, someterse con humildad al orden establecido; hermanos seamos humildes de espíritu, depongamos la soberbia y toda arrogancia, haciendo lo que es justo y recto". Lo que constituye la belleza de la creación, del "cosmos", y realza su hermosura es precisamente la armonía y el orden que existe en todas las cosas. "El océano tiene sus leyes, las estaciones se suceden unas a otras apaciblemente; el gran artífice, el obrero del mundo ha querido que todo sea ordenado en una conformidad perfecta". El mismo designio se observa en el funcionamiento del organismo humano: "la cabeza no es nada sin los pies, pero a su vez los pies serían inútiles sin la cabeza; los más pequeños miembros son necesarios o útiles al conjunto y todos conspiran y se ordenan de consuno a la conservación de todo el cuerpo".
SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA
(Carta a Policarpo 1,....)
Que no te amedrenten los que se dan aires de hombres dignos de todo crédito y, sin embargo, enseñan doctrinas extrañas a la fe. Por tu parte mantente firme, como un yunque golpeado por el martillo. Es propio de un gran atleta ser desollado y, sin embargo, vencer. ¡Pues cuánto más hemos de soportarlo todo por Dios, a fin de que también Él nos soporte a nosotros!
(…). Huye de las malas artes o, mejor aún, ten conversación con los fieles para precaverles contra ellas. Recomienda a mis hermanas que amen al Señor y que se contenten con sus maridos, en la carne y en el espíritu. Igualmente, predica a mis hermanos, en nombre de Jesucristo, que amen a sus esposas como el Señor a la Iglesia.
5.-¿Qué pensaban los padres de la Iglesia sobre la Unidad de la Iglesia y los cismas? Señala algunas citas patrísticas sobre el tema.
SAN CIPRIANO
Una sola Iglesia
(Sobre la unidad de la Iglesia Católica, 4-6)
I/UNA: Habló el Señor a Pedro de esta manera: Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno nada podrán contra Ella. Y te daré a ti las llaves del reino de los cielos, y lo que atares sobre la tierra será atado en el cielo, y lo que desatares sobre la tierra será también desatado en el cielo (Mt 16, 18-19). Otra vez, después de resucitado, le dijo: apacienta mis ovejas (Jn 21, 47). Edifica su Iglesia sobre uno solo y le ordena apacentar a sus ovejas. Y aunque después de resucitar otorga el mismo poder a todos los Apóstoles, cuando les dice: como el Padre me envió, así os envío Yo a vosotros; recibid el Espíritu Santo, y a quien perdonareis los pecados, le serán perdonados; mas a quienes se los retuviereis, les serán retenidos (Jn 20, 21-23); sin embargo, para manifestar la unidad estableció una sola cátedra, y con su autoridad decidió que el origen de la unidad estuviese en uno solo.
Cierto que los demás Apóstoles eran lo mismo que Pedro, y estaban dotados—como él—de la misma dignidad y poder; pero el principio nace de la unidad, y se le otorga el primado a Pedro para manifestar que es una la Iglesia y una la cátedra de Jesucristo. También son todos pastores y, a la vez, uno solo es el rebaño, que debe ser apacentado por todos los Apóstoles de común acuerdo, para mostrar que es única la Iglesia de Cristo.
Esta unidad de la Iglesia está prefigurada por la persona de Cristo en el Cantar de los Cantares, cuando el Espíritu Santo dice: una sola es mi paloma, mi hermosa, única es para su madre, la elegida de ella (Cant 6, 8). Quien no guarda esta unidad de la Iglesia, ¿piensa acaso que conserva la fe? Quien resiste obstinadamente a la Iglesia, quien abandona la cátedra de Pedro, sobre la que está cimentada la Iglesia, ¿puede confiar que se halla en la Iglesia? El santo Apóstol Pablo enseña esto mismo y declara el misterio de la unidad con estas palabras: un solo cuerpo y un solo espíritu, una sola esperanza de vuestra vocación, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios (Ef 4, 4-6).
Debemos mantener y defender con toda energía esta unidad, especialmente los obispos, que hemos sido puestos al frente de la Iglesia, para probar que el mismo episcopado es uno e indivisible. Nadie engañe con mentiras a los hermanos, nadie corrompa la pureza de la fe con una pérfida prevaricación. Como el episcopado es único, y cada uno participa de él por entero, así es única la Iglesia, que se extiende sobre muchos por el crecimiento de su fecundidad. Muchos son los rayos del sol, pero una sola es la luz; muchas son las ramas del árbol, pero uno solo es el tronco clavado en la tierra con fuerte raíz; y cuando de un solo manantial fluyen muchos arroyos, aunque aparezcan muchas corrientes desparramadas por la abundancia de las aguas, con todo una sola es la fuente en su origen. Si separas un rayo de la masa del sol, no subsiste la luz a causa de la separación; si cortas la rama del árbol, no podrá germinar la rama cortada; si atajas el arroyo aislándolo de la fuente, se secará. Del mismo modo la Iglesia del Señor esparce sus rayos, difundiendo la luz por todo el mundo; y esa luz que se esparce por todas partes es, sin embargo, una, y no se divide la unidad de su masa. Extiende sus ramos frondosamente por toda la tierra, y sus arroyos fluyen con abundancia en todas direcciones. Con todo, uno solo es el principio y la fuente, y una sola la madre exuberante de fecundidad. De su seno nacemos, con su leche nos alimentamos, de su espíritu vivimos.
La Esposa de Cristo no puede ser adúltera, pues es incorruptible y pura. Sólo una casa conoce, guarda la inviolabilidad de un solo tálamo con pudor casto. Ella nos conserva para Dios y destina para el reino a los hijos que ha engendrado. Todo el que se separa de la Iglesia se une a una adúltera, se aleja de sus promesas y no conseguirá las recompensas de Cristo. El que abandona la Iglesia de Cristo es un extraño, un profano, un enemigo. No puede tener a Dios por Padre quien no tiene a la Iglesia como Madre.
Si alguien pudo salvarse fuera del arca de Noé, entonces lo podrá también quien estuviere fuera de la Iglesia. Nos lo advierte el Señor cuando dice: el que no está conmigo, está contra mi; y el que no recoge conmigo, desparrama (Jn 10, 30). Quien rompe la paz y la concordia de Cristo está contra Cristo. Quien recoge en otra parte, fuera de la Iglesia, disipa la Iglesia de Cristo. Dice el Señor: Yo y el Padre somos una sola cosa (Jn 10, 30); y también está escrito del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo: estos tres son una sola cosa (I Jn 5, 8). ¿Y piensa alguno que esta unidad que procede del poder de Dios, que se halla firmemente asegurada por los misterios celestiales, puede romperse en la Iglesia y escindirse por la discusión y el choque de voluntades? Quien no mantiene esta unidad, no cumple la ley de Dios, no guarda la fe en el Padre y en el Hijo, no obtiene la vida y la salvación.
Todos los padres de la iglesia consideraban la importancia de la unidad de la iglesia porque la división entre los cristianos es un dolor tan grande para el cuerpo de Cristo.
Antes del fin del primer siglo San Clemente explica la gravedad del pecado y la severidad de las reprimendas dirigidas a los fomentadores de problemas.
«¿Por qué habría de haber entre ustedes diputas, querellas, disensiones, cismas y guerra? ¿No tenemos un único y el mismo Dios, un único y el mismo Cristo? ¿No es el mismo espíritu de gracia que ha sido derramado sobre nosotros? ¿No tenemos una vocación común en Cristo? ¿Por qué dividir y separar a los miembros de Cristo?, ¿por qué estar en guerra con nuestro propio cuerpo?, ¿por qué ser tan tontos como para olvidar que somos miembros un so lo cuerpo?» (xlvi, 5-7).
San Ignacio insiste no menos enérgicamente en la necesidad de la unidad y el peligro del cisma. Él es el primer autor en quien encontramos la unidad episcopal claramente delineada, y ruega a los fieles se coloquen al lado de los “presbíteros” y diáconos y especialmente a través de ellos y con ellos se coloquen al lado del obispo:
Hermanos, no se dejen engañar; cualquiera que sigue a un cismático no heredará el Reino del Cielo» (Phi-lad., iii, 2,3). Finalmente como el obispo es el centro doctrinal y disciplinario así también es el centro litúrgico: «Que la Eucaristía es lícita cuando la consagra el obispo o a quién él designe.... está prohibido bautizar o celebrar el ágape sin el obispo; lo que él aprueba es lo agradable a Dios, para que todo lo que se haga sea estable y válido» (Smyrn., viii, 1,2).
Hacia el fin del siglo segundo San Ireneo alaba en términos resplandecientes la unidad de la Iglesia universal:
«La cual tiene un solo corazón y una sola alma, cuya fe está a su cuidado» y que parece «como el único sol que ilumina el mundo entero» (Adv. haeres.,
Iglesia es también la ciudad de Dios (Contra Cels., iii, 30), y agrega: «Que nadie sea engañado; fuera de esta morada, esto es fuera de la Iglesia, nadie se salva. Si alguien la deja, él mismo será responsable de su muerte» (In lib. Jesu Nave, Hom., iii,
Desde el siglo cuarto la doctrina de la unidad de la Iglesia fue tan clara y universalmente admitida que es casi superfluo citar testimonios particulares. Las largas polémicas de Optato de Milevis (“De Schism. Don.”, P. L. XI) y de San Agustín (especialmente en “De unit.eccl.”, P.L., XLIII) contra los donatistas, a quienes acusa de estar separados del antiguo y primitivo tronco de la Cristiandad.
San Agustín concuerda con San Cipriano al mantener que fuera de ella no hay salvación: «Salus extra ecclesiam non est» (De bapt., iv, 24), y agrega en confirmación de esto que fuera de la Iglesia los medios de salvación, el bautismo y aun el martirio no servirán para nada, porque el Espíritu Santo no es comunicado.
Escritores más contemporáneos en la Iglesia Latina, Hilario, Victorino, San Ambrosio, el Ambrosiaster, San Jerónimo, hablan de manera similar y bastante explícita. Todos consideran a Pedro como el fundamento de la Iglesia, el Príncipe de los Apóstoles, que fue constituido cabeza perpetua para cortar cualquier intento de cisma.
«Donde está Pedro,» concluye San Ambrosio, «allí está la Iglesia; donde está la Iglesia no hay muerte sino vida eterna» (In Ps., xl, 30).